Por qué a los perros les encanta enterrar todo tipo de objetos de forma maniática y compulsiva
Juguetes escondidos bajo cojines, mandos que desaparecen misteriosamente o agujeros en el jardín son pistas de un comportamiento instintivo que muchos animales domésticos aún conservan pese a la vida moderna
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8da%2F69e%2Fdb5%2F8da69edb5fd0838f81115f49245f7102.jpg)
Muchos dueños de perros han descubierto algún que otro calcetín, mando a distancia o juguete escondido bajo cojines, mantas o tierra del jardín. No se trata de una travesura sin sentido, sino de un comportamiento ancestral que forma parte del instinto canino y que, según los expertos, tiene raíces evolutivas muy marcadas.
Antes de convertirse en animales domésticos con cuencos llenos de pienso a diario, los perros dependían por completo de sus habilidades para sobrevivir. Cuando cazaban, proteger su comida era fundamental para evitar que otros animales se la quitaran. Enterrar los restos era una manera eficaz de conservarlos y mantener alejados a posibles ladrones de su olor. Aunque hoy no lo necesiten, ese comportamiento se mantiene grabado en su genética, como explica un reciente artículo publicao en Mental Floss.
No solo los alimentos son víctimas de estos escondites improvisados. Muchos perros entierran juguetes, objetos de sus dueños o cualquier cosa que consideren valiosa o interesante. Lo hacen, en parte, por puro instinto de protección: esconder algo puede ser su forma de asegurarse de que nadie más se lo quita. También puede deberse a una mezcla de aburrimiento, ansiedad o exceso de estímulos.
Las razas más "enterradoras"
Algunas razas son especialmente aficionadas a esta conducta. Terriers, beagles, basset hounds, dachshunds y schnauzers en miniatura son conocidos por su amor por el “enterramiento”. Son razas con una fuerte pulsión cavadora, en parte porque fueron criadas para buscar presas bajo tierra. Aun así, prácticamente cualquier perro puede desarrollar esta costumbre en algún momento.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F959%2Fc66%2F786%2F959c66786f080bcb8c0f2d2d0486b174.jpg)
El juego también tiene su papel. Si un perro esconde su propio juguete, no necesariamente está tratando de guardarlo para más tarde: puede ser parte de una dinámica lúdica. Si esconde uno de tus objetos, como un zapato o un mando, puede estar buscando llamar la atención o iniciar un “juego de persecución”. Aunque no se trata de un comportamiento dañino, sí puede generar algunos inconvenientes. Además de agujeros en el césped o cojines desordenados, conviene asegurarse de que el entorno donde escarban no contenga productos tóxicos como fertilizantes o pesticidas. Y si la conducta se vuelve excesiva, puede ser útil ofrecer más estimulación mental o juguetes interactivos que les ayuden a canalizar ese impulso de forma segura.
Muchos dueños de perros han descubierto algún que otro calcetín, mando a distancia o juguete escondido bajo cojines, mantas o tierra del jardín. No se trata de una travesura sin sentido, sino de un comportamiento ancestral que forma parte del instinto canino y que, según los expertos, tiene raíces evolutivas muy marcadas.