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¿Tienen ombligo los gatos? La respuesta es más curiosa de lo que parece
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ANATOMÍA FELINA

¿Tienen ombligo los gatos? La respuesta es más curiosa de lo que parece

Pocos lo saben, pero los gatos domésticos comparten una característica física con los humanos que pasa desapercibida a simple vista y que revela un fascinante detalle sobre su desarrollo prenatal

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Los gatos, con sus comportamientos imprevisibles y sus características físicas singulares, siguen siendo una fuente constante de curiosidad. Entre sus particularidades más comentadas están los pliegues de piel bajo la tripa —llamados técnicamente “bolsas primordiales”— o los pequeños bolsillos en sus orejas, conocidos popularmente como “bolsillos de Henry”. Pero hay una pregunta que muchos se hacen y pocos saben responder: ¿los gatos tienen ombligo?

La respuesta corta es sí. Los gatos, como todos los mamíferos placentarios, tienen ombligo, aunque no sea tan evidente como el de los humanos, como informa un reciente artículo de la revista IFL Science. Esta cicatriz es el resultado natural de la caída del cordón umbilical, que durante la gestación conecta al feto con la placenta de la madre, suministrándole oxígeno y nutrientes. Una vez que nacen, el cordón se seca, se desprende y deja una pequeña marca.

El detalle está en la biología de los mamíferos. Los animales se dividen en tres grandes grupos reproductivos: los mamíferos placentarios (como gatos, perros, humanos o elefantes), los marsupiales (como koalas o canguros) y los monotremas, que son mamíferos que ponen huevos, como el ornitorrinco. De estos, solo los placentarios desarrollan un cordón umbilical como tal, por lo que el ombligo está presente únicamente en este grupo… al menos en el sentido clásico de la palabra.

Los ombligos pueden encontrarse en lugares tan inesperados como el vientre escamoso de una serpiente o en el abdomen de un manatí

No obstante, el diccionario Merriam-Webster amplía la definición de ombligo como “una depresión en el centro del abdomen que marca el punto de unión previa del cordón umbilical o del tallo vitelino”. Esto significa que otras especies también podrían tener algo similar a un ombligo, aunque no sea igual al nuestro. Algunos reptiles, peces y aves que se alimentan del saco vitelino durante el desarrollo embrionario también presentan una pequeña cicatriz tras desprenderse del tallo.

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De hecho, los ombligos pueden encontrarse en lugares tan inesperados como el vientre escamoso de una serpiente, el abdomen de un manatí o la barriga rasurada de un gato en el veterinario. Cada especie tiene su propia versión de este “botón biológico”, aunque ningún animal lo adorne con piercings ni le ponga aceites con propiedades milagrosas.

Los gatos, con sus comportamientos imprevisibles y sus características físicas singulares, siguen siendo una fuente constante de curiosidad. Entre sus particularidades más comentadas están los pliegues de piel bajo la tripa —llamados técnicamente “bolsas primordiales”— o los pequeños bolsillos en sus orejas, conocidos popularmente como “bolsillos de Henry”. Pero hay una pregunta que muchos se hacen y pocos saben responder: ¿los gatos tienen ombligo?

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