Adriana, camionera en España: "Echo las cortinas y no bajo del camión para que no vean que soy mujer"

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Adriana Muresan, camionera de 57 años, acumula más de dos décadas al volante de vehículos de gran tonelaje. Emigró desde Rumanía a España con la esperanza de encontrar un entorno más favorable para las mujeres transportistas. Sin embargo, su experiencia ha sido distinta. “Lo primero que me preguntaron fue si mi marido tenía el carné”, recuerda. Su testimonio, recogido por Antena 3, refleja un sector profundamente afectado por el machismo y el menosprecio por el hecho de ser mujeres. “Mi país no estaba preparado para mujeres transportistas. Me di cuenta de que España tampoco”.

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P. C.

A lo largo de su carrera, Adriana ha recorrido rutas nacionales e internacionales, pero en todas ha sentido la presencia del patriarcado. Uno de los momentos más críticos lo vivió en Francia, cuando descubrió de madrugada a varios hombres intentando sustraerle el gasoil del camión. “La inseguridad ha crecido mucho”, denuncia. No se trata solo de peligros externos: ha llegado a llamar a la policía por acoso de un compañero que pretendía aprovecharse de la situación de aislamiento en carretera. “Ya que estamos solos aquí…”, le insinuó el hombre.

El miedo constante obliga a muchas camioneras a adoptar medidas extremas. Adriana asegura que, al llegar a un área de descanso, prefiere ocultarse: aparca, cierra las cortinas y evita salir para que nadie sepa que es mujer. Este comportamiento no nace de la paranoia, sino de una experiencia reiterada de hostilidad. Incluso se aseaba y comía antes de parar a dormir, para no tener que exponerse de noche. La combinación de soledad y miedo marca el día a día de muchas conductoras profesionales.

El caso de Adriana no es único. Ainoa Blasco, camionera valenciana de 29 años, también relató a Antena 3 una experiencia similar, en la que el acoso verbal la obligó a encerrarse en su vehículo sin poder dormir. Este panorama revela una profunda desigualdad estructural en un sector que continúa siendo dominado por estereotipos y barreras de género. “Esa noche no fui capaz de dormir”, confesó Ainoa. Frente a la escasez de conductores, muchas mujeres se ven disuadidas por un entorno laboral que aún no garantiza el respeto ni la protección que merecen.