Este hombre acumuló más de 600 libros en su vida, ahora se jubila y se ha quedado solo con 150
No somos conscientes de la enorme cantidad de objetos que acumulamos hasta que llega el momento de tener que dejarlos atrás
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Más de 600 libros y tres décadas de recuerdos académicos no caben fácilmente en una sola casa. Esa fue la realidad a la que se enfrentó Zeng Shijie, profesor taiwanés de educación especial, al cerrar una etapa profesional que duró 32 años. Con la jubilación marcada en el calendario, decidió enfrentarse a una de las tareas más arduas y emotivas: ordenar su legado personal y profesional, explican desde FiftyPlus.com.
Durante más de dos meses, el ahora exprofesor de la Universidad de Taitung se dedicó a vaciar su oficina, deshaciéndose de cientos de libros, carpetas, fotos, cartas y objetos que había acumulado a lo largo de su carrera. “Mudarse es fácil, lo difícil es decidir qué tirar y qué no”, reconoció. De los aproximadamente 600 libros que guardaba, seleccionó solo 150 para conservar en su hogar y donó el resto a estudiantes y colegas.
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Desapego emocional y nuevos espacios
El proceso no fue meramente logístico. Al revisar antiguos trabajos de investigación, regalos de sus alumnos y recuerdos de viajes académicos, Zeng comprendió la carga emocional de cada objeto. Sin embargo, aplicó con determinación el principio del desapego. “Si quieres acelerar, tienes que ser despiadado”, explicó. Esta estrategia le permitió abrir espacio en casa para lo que realmente consideraba esencial.
Además de los libros, trasladó hasta 30 cajas con objetos personales que también necesitó procesar. Fotografías familiares, cartas de alumnos y hasta dibujos de su hijo fueron digitalizados para ser almacenados y compartidos con sus seres queridos, liberando así espacio físico sin renunciar a la memoria. Esta forma de organización, según él, no solo ahorra espacio, sino que también otorga permanencia a los recuerdos.
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Durante su etapa como docente y gestor académico, Zeng Shijie acumuló medallas, diplomas y objetos conmemorativos. Para muchos, esos recuerdos simbolizan una trayectoria, pero él adoptó otra visión: “Si no puedes soportar tirarlo, deja que otros lo hagan”. Así, decidió rechazar nuevos obsequios antes incluso de jubilarse, aceptando solo lo imprescindible, que heredarán sus hijos algún día. Su historia refleja no solo el final de una etapa profesional, sino una forma de vivir la jubilación con ligereza, sentido práctico y memoria selectiva.
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