Karli Kucko, experta en relaciones, explica la razón por la que a la mayoría de los solteros les hacen 'ghosting'

La terapeuta Karli Kucko señala que el exceso de opciones y el miedo al conflicto están detrás del auge del ghosting en las relaciones actuales, un comportamiento que afecta al 75% de las personas solteras, según una encuesta reciente.

Salir con alguien varias veces y que esa persona desaparezca sin dar explicaciones se ha convertido en algo tan habitual que muchos ya lo ven como parte del proceso. Pero, ¿por qué sucede tanto? Kucko, experta en relaciones, asegura que las aplicaciones de citas han creado una falsa sensación de abundancia. Es decir, cuando alguien pierde interés, simplemente deja de responder y pasa al siguiente perfil sin sentirse obligado a dar la cara.

“Ghostea esta noche, desliza a otro mañana”, afirma la terapeuta, que advierte sobre lo fácil que se ha vuelto evitar cualquier tipo de conversación incómoda. Y aunque este tipo de comportamiento es cada vez más común, eso no lo convierte en sano ni respetuoso. Según Kucko, el ghosting suele ser una forma de evitar la vulnerabilidad o la incomodidad emocional.

Si la otra persona empieza a ser vaga con los planes, retrasa las respuestas o cancela a última hora con excusas poco creíbles... mala señal

Aunque reconoce que en algunos casos cortar el contacto puede ser una forma de protegerse —sobre todo si la otra persona no muestra una comunicación respetuosa—, invita a la reflexión antes de desaparecer. “¿Estoy dejando de responder porque quiero mantener mis valores o porque me incomoda ser sincero?”, plantea. La falta de transparencia, según la experta, ha normalizado una cultura donde huir es más fácil que afrontar una conversación sobre lo que uno siente. Y eso, a largo plazo, genera frustración y desconfianza en quienes buscan conexiones reales.

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Hay señales claras que pueden indicar que alguien va a hacer ghosting, según recoge también el estudio. Si la otra persona empieza a ser vaga con los planes, retrasa las respuestas o cancela a última hora con excusas poco creíbles, es probable que esté buscando la salida sin decir adiós. También conviene desconfiar de los mensajes bonitos que no se corresponden con hechos. Las palabras no valen de mucho si no vienen acompañadas de acciones coherentes. Para Kucko, la clave está en la honestidad. Aunque el rechazo sea incómodo, apostar por la sinceridad es mejor que alimentar la incertidumbre de quien espera una respuesta que nunca llega. “La transparencia siempre será preferible a evitar el conflicto”, concluye.