Los hábitos que haces todos los días y que perjudican a tu cerebro, según Harvard
Las rutinas diarias influyen más de lo que parece en la salud emocional. Algunos comportamientos comunes pueden afectar la concentración, el estado de ánimo y la energía
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Las rutinas diarias pueden convertirse en un obstáculo para el bienestar mental sin que muchas personas sean conscientes de ello. Aunque algunos comportamientos parecen inofensivos, su impacto en la salud cerebral puede ser significativo, como advierten expertos de Harvard Health y diversas investigaciones. Detectar estos hábitos y modificarlos puede ser clave para mejorar el equilibrio emocional y evitar el agotamiento mental.
La mayoría de las personas sigue patrones de comportamiento sin cuestionarlos, asumiendo que forman parte de su día a día sin mayores consecuencias. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que ciertas acciones repetitivas pueden deteriorar el bienestar mental y afectar la capacidad de concentración, el estado de ánimo e incluso la salud física.
Especialistas en neurociencia y psicología advierten que pequeños ajustes en la rutina pueden marcar una gran diferencia, ayudando a fortalecer la resiliencia emocional y mejorar la calidad de vida. Pequeños cambios en la rutina pueden marcar una gran diferencia en la salud emocional. Identificar y modificar estos hábitos negativos que la revista Your Tango desvela permite fortalecer el equilibrio mental y mejorar la calidad de vida.
Pensamientos negativos
El diálogo interno puede ser más dañino de lo que parece. La psicoterapeuta Amy Morin explica que los pensamientos autocríticos constantes generan estrés innecesario y pueden contribuir a la ansiedad y la depresión. Sustituir esas ideas por afirmaciones positivas y practicar la autocompasión es una estrategia efectiva para reducir su impacto.
Pasar mucho tiempo a oscuras
La exposición limitada a la luz solar disminuye la producción de serotonina, una sustancia clave para la regulación del estado de ánimo. Según un estudio publicado en el Journal of Investigative Dermatology, salir al exterior no solo ayuda a combatir la fatiga emocional, sino que también reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Tomar demasiada cafeína
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El consumo moderado de cafeína puede aportar beneficios, pero en exceso puede generar insomnio, ansiedad y alteraciones en los niveles de colesterol. La neuróloga Nicole Clark, del St. Peter’s Health Medical Group, señala que ingerir más de 400 mg de cafeína al día puede ser perjudicial para el equilibrio emocional y la salud en general.
Uso de tecnología nada más despertarte
Revisar el teléfono nada más abrir los ojos puede aumentar los niveles de ansiedad y afectar la creatividad. Según la experta en productividad Mel Robbins, evitar la exposición temprana a las pantallas y establecer una rutina matutina sin dispositivos contribuye a una mejor regulación emocional y a un inicio del día más tranquilo.
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Escuchar música muy alto
El cerebro procesa la información sensorial constantemente, y la sobreestimulación puede afectar la concentración. Además, investigaciones advierten que la exposición prolongada a sonidos elevados puede provocar daños auditivos irreversibles. Utilizar auriculares con cancelación de ruido o hacer pausas frecuentes es una recomendación clave para minimizar el riesgo.
Caer en el 'doomscrolling'
La sobreexposición a contenido alarmante genera un estado de alerta constante que puede desencadenar estrés y pensamientos catastrofistas. Estudios como los de Biopsychosocial Science and Medicine sugieren establecer límites en el consumo de información para preservar la estabilidad emocional.
Dormir mucho o muy poco
Tanto dormir poco como dormir en exceso tienen efectos perjudiciales. Investigaciones de la American Chemical Society advierten que la falta de sueño altera la memoria y el aprendizaje, mientras que dormir más de nueve horas con regularidad puede afectar la concentración y aumentar el riesgo de desarrollar ansiedad o depresión, según el neurólogo Adrian Owen.
Falta de interacción social
El aislamiento puede acelerar el deterioro cognitivo y afectar la salud mental. Según un estudio de Biopsychosocial Science and Medicine, el contacto social estimula las áreas del cerebro relacionadas con la comunicación y el aprendizaje. Incluso interacciones breves pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo. El ejercicio físico es fundamental para el funcionamiento cerebral. Investigaciones de la Mayo Clinic han demostrado que la actividad física mejora la memoria, la concentración y el estado de ánimo. No es necesario realizar entrenamientos intensos; pequeños cambios como caminar unos minutos al día pueden marcar la diferencia.
Las rutinas diarias pueden convertirse en un obstáculo para el bienestar mental sin que muchas personas sean conscientes de ello. Aunque algunos comportamientos parecen inofensivos, su impacto en la salud cerebral puede ser significativo, como advierten expertos de Harvard Health y diversas investigaciones. Detectar estos hábitos y modificarlos puede ser clave para mejorar el equilibrio emocional y evitar el agotamiento mental.