Soy experto en viajes y así he intentado dar la vuelta completa al mundo en menos de 80 horas: "¿Es posible?"

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Rama, un joven tiktoker conocido por sus vídeos sobre viajes, ha intentado lo que para muchos parecía impensable: dar la vuelta al mundo en menos de 80 horas. Su hazaña, documentada en un vídeo que ya acumula miles de visualizaciones, ha dejado con la boca abierta a sus seguidores, no solo por el reto en sí, sino por la intensidad del recorrido y su particular forma de narrarlo.

"¿Es posible darle una vuelta completa al mundo en menos de 80 horas?", arranca diciendo Rama en el vídeo que ha publicado en su perfil. Y lo demuestra. Su punto de partida fue Madrid, desde donde despegó hacia Múnich, en Alemania, en un vuelo corto de apenas dos horas. A partir de ahí, la aventura fue ganando altura, kilómetros… y cansancio.

El segundo tramo fue el salto intercontinental: voló desde Múnich a Seúl, en Corea del Sur, en un trayecto de once horas. En este vuelo, el azar jugó a su favor: “Me tocó la última fila del avión entera para mí”, celebraba. Ese detalle le permitió estirarse y dormir un rato antes de aterrizar en Asia.

A pesar del jet lag y el cuerpo confundido por los horarios, Rama no quiso perder la oportunidad de explorar un poco la capital surcoreana. Con apenas ocho horas entre vuelos, buscó el transporte más rápido al centro y subió a la torre más alta de Seúl para contemplar las vistas. “Desde ahí veíamos Pionyang, Corea del Norte. 250 kilómetros… ¡es poquísimo eso!”, contaba alucinando.

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Tras una rápida ducha en el aeropuerto —“porque si no, mi higiene iba a sufrir demasiado”— embarcó en el tercer tramo de su periplo: un vuelo de diez horas hasta Australia. Allí las cosas se complicaron: el siguiente vuelo sufrió un retraso de casi diez horas, lo que puso en peligro todo el reto. Sin embargo, ese imprevisto también le dio margen para disfrutar un poco más de Sídney.

“Pude ver la Ópera, darme una vuelta en bus turístico y escalar a lo alto del Harbor Bridge”, relata. Pero, como él mismo admite, el cuerpo empezaba a pasar factura: sin apenas dormir, con los horarios descompensados y el ritmo a contrarreloj, el cansancio era evidente.

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El siguiente destino fue Santiago de Chile, donde tuvo una escala exprés. Le esperaba Andrés, un amigo local, con quien apenas tuvo tiempo de cenar: “Un buen churrasco para el cuerpo y de vuelta al aeropuerto por última vez”.

La vuelta a Madrid fue, al menos, en condiciones de lujo: consiguió una oferta para volar en business class con Iberia, lo que le permitió descansar como nunca. “Dormí como un bebé a diez mil metros de altura”, decía entre risas.

Finalmente, aterrizó de nuevo en la capital española tras haber recorrido el mundo en línea recta, en cinco vuelos y exactamente en 77 horas. Un logro que ha revolucionado las redes y que ha demostrado, una vez más, que la pasión por los viajes y la planificación pueden llevarte mucho más lejos de lo que imaginas.