Casi nadie lo conoce: cómo puedes lavar las mantas en la lavadora para que no se estropeen
Pasan semanas —incluso meses— sin que la laves, acumulando restos de comida, pelos de mascotas, polvo y sudor. Es el momento de meterla en la lavadora
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Aunque no lo notes a simple vista, esa manta que usas cada día puede estar mucho más sucia de lo que imaginas. Pasan semanas —incluso meses— sin que la laves, acumulando restos de comida, pelos de mascotas, polvo y sudor. Y cuando llega el momento de meterla en la lavadora, surgen las dudas: ¿qué programa usar?, ¿puede estropearse?, ¿se encogerá?
Da igual si es de lana, polar o de plumón, todas las mantas deben lavarse periódicamente para preservar su higiene y mantener su tacto suave. Pero no todas admiten el mismo tipo de cuidado. El primer paso, y el más importante, es revisar la etiqueta del fabricante. Solo así sabrás si puedes lavarla en casa o si requiere un tratamiento específico.
Lo que debes saber antes de meterla en la lavadora
Las mantas de poliéster o lana suelen ser aptas para la lavadora, siempre que se respete un ciclo delicado y con baja temperatura. Sin embargo, si el tejido es más sensible, tiene pelo largo o un tamaño excesivo, lo mejor es optar por el lavado a mano o, si lo prefieres, acudir a una lavandería profesional para evitar sustos. No introduzcas la manta en la lavadora si ves que apenas cabe. Un tambor sobrecargado puede impedir un lavado eficaz y dañar el electrodoméstico. En estos casos, conviene lavarla en un recipiente amplio o recurrir a una lavandería autoservicio con máquinas industriales.
Si hay manchas difíciles, aplica una pequeña cantidad de lavavajillas directamente sobre la zona afectada y deja actuar unos minutos antes de lavar. Una vez determinado el tipo de tejido, lo recomendable es utilizar un programa corto con agua fría, a un máximo de 30ºC. De este modo, evitarás que la manta se deforme, encoja o pierda su textura. Además, es conveniente reducir la velocidad del centrifugado para minimizar el desgaste.
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Es esencial elegir un detergente suave, formulado para prendas delicadas o incluso específico para lana. Estos productos limpian sin alterar los colores ni dañar las fibras. No se recomienda añadir suavizante, ya que puede modificar la estructura del tejido y afectar negativamente a su elasticidad o volumen. Si detectas malos olores persistentes, puedes añadir un poco de vinagre blanco en el compartimento del suavizante o durante el aclarado. Aun así, es importante no abusar de este truco, ya que el vinagre podría afectar con el tiempo tanto al tejido como al interior de la lavadora.
Tras el lavado, lo mejor es secar la manta al aire libre, evitando la exposición directa al sol. Tiéndela doblada por la mitad y colócala en una zona bien ventilada. Este método permite que recupere su forma sin alteraciones. También puedes usar secadora, pero únicamente con un programa suave y a baja temperatura. Las mantas polares y de microfibra no suelen dar problemas, aunque si se someten a un calor excesivo podrían perder su textura característica.
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