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Cada vez hay más parejas LAT por decisión propia: "¿Significa esto que nos queramos menos? En absoluto"
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Cada vez hay más parejas LAT por decisión propia: "¿Significa esto que nos queramos menos? En absoluto"

Aunque en España la convivencia en pareja se sigue viendo como una garantía de compromiso, esta idea está cada vez menos instalada entre los jóvenes. Hablamos con una psicóloga de parejas

Foto: Una pareja feliz en Barcelona (iStock)
Una pareja feliz en Barcelona (iStock)

Tras haber convivido varios años y haber formado su propia familia, David y Alicia (nombres ficticios para garantizar su anonimato), cuando sus hijos se fueron de casa, se dieron cuenta de que, aunque se amaban, la convivencia hacía que estuvieran constantemente discutiendo. Así que decidieron mudarse a casas separadas y fue entonces cuando su relación mejoró. Gracias a no vivir bajo el mismo techo, discuten menos, valoran más el tiempo que pasan juntos y pueden disfrutar de su espacio personal sin renunciar al compromiso afectivo

Helena y Jaime (nombres ficticios) tienen carreras profesionales muy exigentes y exitosas en ciudades diferentes, este motivo ha sido el que les ha llevado a vivir separados. Para ellos, en este momento la relación LAT (living apart together) es la única opción viable, y les funciona gracias a una comunicación constante y a encuentros planificados con regularidad. Sin embargo, en este caso, la expectativa a largo plazo es la de terminar conviviendo.

Este modelo de relación que consiste en que las personas que forman la pareja vivan en diferentes lugares se denomina LAT, y en España cada vez es más común, aunque todavía no se ha establecido como la norma: "Según estudios europeos, entre un 10% y un 15% de los adultos mantienen este tipo de relación, pero en España es probable que la cifra sea menor debido a factores culturales y económicos. No obstante, en grandes ciudades donde la independencia y la vida profesional tienen más peso, este modelo de relación es cada vez más frecuente", asegura Patricia Maguet, psicóloga de parejas, a El Confidencial.

Que los miembros de una pareja decidan vivir en casas separadas se puede deber a diferentes motivos: económicos, familiares, laborales... Pero también forman parte de este modelo LAT quienes desean vivir juntos, aunque todavía no pueden hacerlo (o prefieren esperar), como es el caso de Cris Blanco y su chico: "Mi novio y yo llevamos 7 años saliendo y todavía no nos hemos ido a vivir juntos (...) Todavía no queremos/podemos. Y esto es algo que así dicho, alarma mucho, porque es como: '¿Pero entonces no os queréis?, ¿no queréis estar juntos?, ¿no estáis lo suficientemente comprometidos?' Nada que ver con eso".

"Como queremos pasar toda la vida juntos, sentimos que no hay prisa y preferimos hacer las cosas bien y despacio para empezar nuestro proyecto de vida teniendo ya una estabilidad económica y laboral"

Cris Blanco es una creadora de contenido que habla mucho en redes sociales del amor (de pareja y el propio) y así continúa lo que dijo en uno de sus vídeos: "Nos dejaríamos todo nuestro sueldo y nuestros ahorros en un alquiler, muy posiblemente en una casa que realmente no nos guste lo suficiente (...) Eso no significa que no queramos irnos a vivir juntos, que no queramos casarnos y que no queramos formar una familia, que si no quisiéramos también estaríamos en nuestro absoluto derecho y eso no tiene por qué significar que quieres menos a la otra persona. Creedme de verdad que nos morimos de ganas de crear nuestro propio hogar, de formar nuestra propia familia y de pasar toda la vida juntos. Pero precisamente, como queremos pasar toda la vida juntos, sentimos que no hay prisa y preferimos hacer las cosas bien y despacio para empezar nuestro proyecto de vida teniendo ya una estabilidad económica y laboral (...) ¿Significa esto que nos queramos menos? En absoluto".

Cris ha decidido formar con su novio una pareja LAT para así poder seguir viviendo con sus padres, tener más posibilidades de ahorro y en el futuro, cuando decida independizarse, una mayor estabilidad económica. Según Patricia Maguet, este es uno de los motivos por los cuales los jóvenes eligen este modelo de relación, pero no el único: "Los jóvenes adultos mantienen (mayoritariamente) relaciones LAT por estudios o trabajo en distintas ciudades o países. También hay quienes valoran su independencia y prefieren no compartir vivienda".

La terapeuta insiste en que según la edad de los miembros de la pareja y la etapa que estén atravesando, los motivos para decidir vivir juntos o separados varían: "En personas de mediana edad, algunas parejas ya han convivido en el pasado y, tras una separación, prefieren mantener su propio espacio. También es común en relaciones en las que ambos tienen hijos de relaciones anteriores. Mientras que en personas mayores, muchas que se han quedado viudas o están divorciadas optan por una relación LAT para mantener su autonomía y evitar conflictos familiares o financieros".

'Pros' y 'contras'

Elegir un modelo de relación u otro es algo muy personal. Patricia trabaja en consulta con parejas de todo tipo y conoce cuáles son las ventajas e inconvenientes a los que se enfrentan sus pacientes, sabiendo qué modelo de relación prefiere cada uno de ellos. Es por eso, por su experiencia, que la terapeuta conoce cuáles pueden ser los 'pros' y los 'contras' de las relaciones LAT.

Por un lado, según Maguet, las parejas LAT pueden disfrutar de ventajas como: "Mayor independencia personal, lo que reduce conflictos por hábitos de convivencia, por organización, tareas domésticas...; menos desgaste por la rutina, ya que cada encuentro se percibe como especial; mejor equilibrio entre vida personal y pareja, porque cada uno mantiene su espacio y sus actividades individuales; y flexibilidad, especialmente en relaciones donde hay hijos o nietos de matrimonios anteriores".

"Mantener una comunicación honesta y regular, no solo por mensajes, sino también por llamadas o videollamadas para conservar la conexión"

Por otro lado, estas relaciones también pueden presentar inconvenientes como, por ejemplo, "la falta de contacto físico o la sensación de distancia emocional si no hay buena comunicación". Es por eso, para evitar problemas derivados por una escasa comunicación, que Patricia recomienda "mantener una comunicación honesta y regular, no solo por mensajes, sino también por llamadas o videollamadas para conservar la conexión".

Foto: Una chica despertándose sola (iStock)

Para que esta conexión no falle y evitar que se desgaste la relación, es fundamental que las dos personas se esfuercen por mantener el vínculo a distancia y para ello es muy útil planear cada encuentro con antelación o establecer una frecuencia determinada; también "es necesario encontrar formas de expresar el compromiso como en la prioridad que se da a la relación en el tiempo de ocio, en la planificación de proyectos de futuro, en la lealtad…".

Un fenómeno en aumento

Siempre ha habido parejas que han vivido separadas por cuestiones laborales, familiares o por circunstancias sociales. Sin embargo, lo que está cambiando, es, según Patricia Maguet, que "antes esto no se veía como una opción deseada, sino como una situación en la que no había otra opción. Hoy en día, las parejas eligen vivir separadas de forma consciente y por decisión propia, y esa es la principal diferencia respecto de las parejas que querrían convivir, pero no pueden hacerlo por sus circunstancias personales".

"En algunas zonas más conservadoras o en familias con valores tradicionales, las relaciones LAT pueden no ser bien vistas, ya que se asocian a una falta de compromiso"

Son sobre todo los jóvenes los que están rompiendo con algo que ha formado (y forma) parte de la concepción que se tiene en España sobre el funcionamiento óptimo de una pareja: la convivencia. "Las nuevas generaciones están rompiendo con esta idea y explorando modelos más flexibles. Aun así, en algunas zonas más conservadoras o en familias con valores tradicionales, las relaciones LAT pueden no ser bien vistas, ya que se asocian a una falta de compromiso", explica Maguet.

placeholder Una pareja joven sacándose una foto (iStock)
Una pareja joven sacándose una foto (iStock)

Una falta de compromiso que no tiene por qué ser real. Este modelo es considerado cada vez por más personas como una alternativa viable porque ya no se asocia necesariamente la convivencia con el éxito o con el compromiso de una relación; porque, especialmente las mujeres, tienen más independencia económica y personal que hace años y pueden decidir si desean compartir vivienda o no; y porque en ciudades con vivienda cara, algunas parejas no pueden permitirse vivir juntas.

Es más, Maguet defiende que en el futuro es posible que haya más parejas que elijan este modelo, "sobre todo si las dinámicas laborales siguen permitiendo la movilidad geográfica y el teletrabajo".

Tras haber convivido varios años y haber formado su propia familia, David y Alicia (nombres ficticios para garantizar su anonimato), cuando sus hijos se fueron de casa, se dieron cuenta de que, aunque se amaban, la convivencia hacía que estuvieran constantemente discutiendo. Así que decidieron mudarse a casas separadas y fue entonces cuando su relación mejoró. Gracias a no vivir bajo el mismo techo, discuten menos, valoran más el tiempo que pasan juntos y pueden disfrutar de su espacio personal sin renunciar al compromiso afectivo

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