¿Por qué la generación Z no se casa? Retrasan el matrimonio como los millennials, pero por otros motivos
El matrimonio ha pasado de ser un rito de paso obligatorio a una opción flexible influenciada por la independencia personal, la estabilidad financiera y la redefinición de las relaciones
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El matrimonio ha sido, durante siglos, una institución fundamental en la sociedad, concebida como un compromiso de por vida basado en la estabilidad económica, la reproducción y los valores familiares. Tradicionalmente, se consideraba un paso esencial hacia la adultez y un pilar del orden social. Sin embargo, en las últimas décadas, su significado ha evolucionado, dejando de ser una obligación para convertirse en una elección personal influenciada por factores como la independencia financiera, la diversidad de modelos de relación y el cambio en las expectativas individuales.
Los jóvenes de la generación Z, nacidos entre 1997 y 2010, están postergando el matrimonio, pero no por las mismas razones que los millennials. Mientras que estos últimos retrasaban el compromiso en favor de experiencias personales y desarrollo profesional, los miembros de la nueva generación están adoptando un enfoque más introspectivo y pragmático sobre las relaciones. Factores como la inestabilidad económica, la incertidumbre global y la redefinición de los vínculos afectivos están moldeando una nueva percepción del compromiso, explican desde BBC.
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El acceso a la información ha permitido que los jóvenes actuales tengan mayor claridad sobre sus expectativas sentimentales. Muchos prefieren centrarse en su bienestar emocional y estabilidad financiera antes de considerar un compromiso a largo plazo. Además, plataformas como TikTok han influido en la forma en que la generación Z comprende las relaciones, ofreciendo recursos sobre estilos de apego, salud mental y dinámicas interpersonales.
Factores económicos
La precariedad económica también juega un papel clave en esta tendencia. Los salarios no han crecido al mismo ritmo que el coste de la vida, lo que ha llevado a muchos jóvenes a priorizar su independencia financiera antes de plantearse el matrimonio. Además, el modelo tradicional de familia ha perdido relevancia, con un mayor número de personas explorando alternativas como relaciones abiertas o vínculos no convencionales.
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La pandemia y su influencia en las relaciones
La pandemia del Covid-19 también ha influido en este cambio, ya que reforzó la importancia del desarrollo individual y la introspección. Un gran número de jóvenes decidieron pausar su vida sentimental para enfocarse en sus propias metas y bienestar. La flexibilidad en la sexualidad y los roles de género ha contribuido a una menor urgencia por casarse, puesto que las relaciones se han vuelto más diversas y menos dependientes de normas tradicionales.
Mientras generaciones anteriores consideraban el matrimonio un paso clave hacia la adultez, la generación Z lo ve como una opción más, no una necesidad. La búsqueda de estabilidad personal y un enfoque más racional hacia el amor marcan el presente y futuro de sus relaciones.
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El matrimonio ha sido, durante siglos, una institución fundamental en la sociedad, concebida como un compromiso de por vida basado en la estabilidad económica, la reproducción y los valores familiares. Tradicionalmente, se consideraba un paso esencial hacia la adultez y un pilar del orden social. Sin embargo, en las últimas décadas, su significado ha evolucionado, dejando de ser una obligación para convertirse en una elección personal influenciada por factores como la independencia financiera, la diversidad de modelos de relación y el cambio en las expectativas individuales.