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¿Hubo un tiempo en el que los tomates eran venenosos? Historia de este miedo europeo
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¿Hubo un tiempo en el que los tomates eran venenosos? Historia de este miedo europeo

Durante siglos, ciertos alimentos fueron vistos con recelo debido a su parentesco con plantas tóxicas. Un reciente estudio revela cómo algunos lograron evolucionar hasta convertirse en ingredientes seguros para el consumo humano

Foto: Foto: iStock.
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Durante siglos, los tomates fueron vistos con recelo en algunas partes del mundo, especialmente en Europa, donde se especulaba con que podían ser venenosos. Esta creencia no era del todo infundada, ya que los tomates (Solanum lycopersicum) pertenecen a la familia de las solanáceas, la misma que incluye plantas tóxicas como la belladona o el estramonio. Ahora, un estudio liderado por Feng Bai, biólogo de la Universidad de Sichuan, ha arrojado luz sobre los mecanismos genéticos que permitieron a esta fruta evolucionar hasta ser segura para el consumo humano.

El motivo de esta sospecha histórica radica en la presencia de glicoalcaloides esteroidales, compuestos químicos utilizados por muchas plantas de la familia de las solanáceas como defensa contra los depredadores. Estas sustancias pueden alterar las membranas celulares en los animales y provocar daños severos a nivel celular. Sin embargo, el tomate desarrolló un proceso genético que le permitió reducir su toxicidad con el tiempo, como explica un reciente artículo de Science Alert.

Según el estudio de Bai y su equipo, un tipo de proteína denominada DML2 juega un papel clave en la seguridad de los tomates para el consumo humano. Esta proteína elimina grupos metilo de ciertas partes del ADN del tomate, un proceso conocido como desmetilación, permitiendo así la expresión de genes que reducen la producción de glicoalcaloides. Cuando los investigadores inhabilitaron el gen responsable de la producción de DML2, los tomates volvieron a contener niveles elevados de estas sustancias tóxicas.

Los genes del tomate que regulan la producción de compuestos tóxicos fueron disminuyendo progresivamente en el tiempo

El análisis de la evolución de esta fruta sugiere que la desmetilación del ADN aumentó durante la domesticación del tomate, favoreciendo la selección de variedades con menos glicoalcaloides. Este cambio permitió la transición desde pequeñas bayas silvestres hasta los grandes y carnosos tomates que se cultivan actualmente. Al mismo tiempo, los genes que regulan la producción de compuestos tóxicos fueron disminuyendo progresivamente.

Foto: Un nutricionista explica cuál es el mejor tomate frito de Mercadona: "un procesado de calidad" (TikTok/@fransusin_)

El resultado de esta adaptación es que hoy en día incluso los tomates verdes pueden consumirse con moderación sin representar un riesgo significativo para la salud. Esta transformación no solo hizo que el tomate fuera seguro, sino que también facilitó su expansión a lo largo de distintos continentes, convirtiéndolo en uno de los alimentos más populares del mundo.

El estudio de Bai y su equipo revela cómo la domesticación de los cultivos no solo cambia la apariencia de las plantas, sino también su composición química y su seguridad alimentaria. Gracias a estos descubrimientos, los científicos pueden ahora explorar nuevas formas de mejorar otros cultivos para hacerlos más saludables y resistentes a las plagas sin comprometer su seguridad para el consumo humano.

Durante siglos, los tomates fueron vistos con recelo en algunas partes del mundo, especialmente en Europa, donde se especulaba con que podían ser venenosos. Esta creencia no era del todo infundada, ya que los tomates (Solanum lycopersicum) pertenecen a la familia de las solanáceas, la misma que incluye plantas tóxicas como la belladona o el estramonio. Ahora, un estudio liderado por Feng Bai, biólogo de la Universidad de Sichuan, ha arrojado luz sobre los mecanismos genéticos que permitieron a esta fruta evolucionar hasta ser segura para el consumo humano.

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