Una española que vive en China enseña lo más raro que se ha encontrado por las calles de Shanghái: "Cuando hacen la colada..."

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La vida en China puede ser sorprendente para quienes llegan desde otros países, y así lo está demostrando Melisa, una española que actualmente trabaja como becaria en la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Shanghái. A través de sus redes sociales, comparte su día a día en el gigante asiático y algunas de las situaciones más peculiares con las que se ha encontrado en la ciudad.

Uno de los aspectos que más le ha llamado la atención es la forma en la que los vecinos de Shanghái tienden la ropa. "La gente cuando hace la colada, cuelga la ropa en la calle de manera que tengas que esquivarla. A mí no me gustaría tener sábanas con restos de la cara de la gente", comenta con humor. Durante tu recorrido también es posible que te encuentres a muchos ciudadanos utilizando motos que no necesitan carnet para su uso. Aunque está prohibido ir sin casco y que vayan dos personas en la moto, como muestra en el vídeo, "algunos no hacen ni caso" y pueden enfrentarse a una multa que ronda entre los 6 a 10 euros.

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El Confidencial

Otra de las curiosidades que ha encontrado en su día a día es el uso de escobas tradicionales de paja, un objeto que en España actualmente está prácticamente en desuso. "Mira qué escobas más curiosas. Los barrenderos los usan para limpiar las calles", explica mientras muestra estos utensilios.

En cuanto a la experiencia en los restaurantes, hay varias diferencias llamativas con respecto a lo que estamos acostumbrados en España. "Tú no hablas con el camarero. Entras, comes y sales sin hablar, porque todo es a través del código QR. Lo escaneas, tienes la carta para pedir todo lo que quieras y lo pides directamente para que te lo traigan a la mesa", cuenta sobre el sistema digitalizado de los establecimientos. Otra de las cosas que más sorprenden a los recién llegados es el servicio de agua en los restaurantes. "Tenemos agua gratis. Eso sí es caliente", señala. Un detalle que contrasta con la costumbre española de servir agua fría o con hielo.

En cuanto a los precios, destaca lo asequible que puede resultar comer fuera. La joven muestra que los cuatro platos le han costado menos de 7 euros. Además, añade que "en este país no existen las propinas, ya que se paga todo antes a través de la aplicación". Una de las diferencias más sorprendentes en los restaurantes chinos es la ausencia de baños dentro del propio local. "Los restaurantes no cuentan con baños, así que si preguntas por él, te vas a dirigir fuera a los baños públicos", explica.