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Ni en la hoguera ni enterrado vivo: estos forenses explican cuál es la peor forma de morir, según la ciencia
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Ni en la hoguera ni enterrado vivo: estos forenses explican cuál es la peor forma de morir, según la ciencia

Aunque hay formas realmente aterradoras de morir que han sido documentadas, hay una que destaca por encima de las demás. Ni siquiera la crucifixión se acerca a este método

Foto: Hay tres factores que definen la crueldad de un fallecimiento (Freepik)
Hay tres factores que definen la crueldad de un fallecimiento (Freepik)

El miedo a la muerte es una constante en la humanidad, pero hay formas de fallecer que pueden ser especialmente aterradoras. Dos patólogas forenses, Charmaine van Wyk y Caitlin Doughty, han analizado cuáles son los métodos más dolorosos desde un punto de vista médico en un artículo publicado en Newsweek, revelando que la conciencia y los receptores del dolor juegan un papel clave en la intensidad del sufrimiento.

Los fallecimientos que provocan mayor agonía son aquellos en los que el dolor se mantiene activo durante largos períodos. La autoinmolación es uno de los ejemplos más extremos, ya que las víctimas sienten el fuego hasta que las quemaduras alcanzan una profundidad que destruye las terminaciones nerviosas.

Algunas muertes documentadas en la historia y en la actualidad destacan por su nivel de sufrimiento. El escafismo consistía en meter al condenado dentro de un cajón de madera con cinco agujeros, por los que sacaba las piernas, los brazos y la cabeza. Después, era untado con leche y miel en mal estado para atraer moscas, mosquitos y otros insectos. También se le alimentaba previamente con comida en mal estado para provocarle diarreas.

De este modo, los insectos no solo se alimentaban de sus heces, sino que también penetraban al interior de su cuerpo a través del ano para depositar sus huevos. La muerte se producía al cabo de algunos días, cuando la deshidratación y las infecciones eran extremas. Para los patólogos, esta es la peor muerte que puede sufrir un ser vivo, dado el nivel de conciencia y de constante dolor durante días que sufrían las víctimas.

Otras de las peores muertes documentadas

En tiempos recientes, ha habido casos impactantes como el de un hombre atrapado en una tubería con agua hirviendo, lo que provocó la cocción progresiva de sus órganos mientras permanecía consciente. Desde la edad media hasta la actualidad, diferentes formas de tortura se han diseñado para prolongar el sufrimiento. Técnicas como el empalamiento, en la que la víctima era atravesada por una estaca lentamente, causaban la muerte por shock hipovolémico después de horas de agonía.

También hablan de la crucifixión, que provoca un intenso dolor en las heridas infligidas antes o durante hasta que el sujeto acaba muriendo por lo que llaman “asfixia posicional”. Finalmente, hacen referencia al caso del espeleólogo John Jones, que quedó atrapado boca abajo en 2009 dentro del túnel de una cueva. Tardó más de 20 horas en fallecer a consecuencia de un paro cardíaco.

El miedo a la muerte es una constante en la humanidad, pero hay formas de fallecer que pueden ser especialmente aterradoras. Dos patólogas forenses, Charmaine van Wyk y Caitlin Doughty, han analizado cuáles son los métodos más dolorosos desde un punto de vista médico en un artículo publicado en Newsweek, revelando que la conciencia y los receptores del dolor juegan un papel clave en la intensidad del sufrimiento.

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