Adiós a las toallas ásperas: cómo lavarlas para que se mantengan suaves y absorbentes
Las toallas pierden suavidad con el tiempo debido a la acumulación de detergente, el uso excesivo de suavizantes y un secado inadecuado
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Las toallas pierden suavidad con el tiempo debido a la acumulación de detergente, el uso excesivo de suavizantes y un secado inadecuado. Este problema puede resolverse aplicando trucos eficaces que permiten recuperar su textura esponjosa y su capacidad de absorción.
Uno de los principales errores en el lavado de toallas es utilizar demasiado detergente. El exceso de producto deja residuos en las fibras, endureciéndolas y reduciendo su capacidad para absorber agua. Además, el abuso de suavizantes comerciales puede generar una capa impermeable en el tejido, afectando su absorción. Otro error frecuente es lavarlas junto con otras prendas. Este hábito provoca fricción y deterioro en la textura, volviéndolas ásperas y menos eficaces. Para evitarlo, es recomendable lavarlas por separado y sin sobrecargar la lavadora, asegurando un enjuague adecuado.
Cómo lavar las toallas correctamente
Para mantener la esponjosidad y el color de las toallas, es fundamental separarlas según su tonalidad. Las toallas blancas deben lavarse con agua caliente, detergente y un blanqueador sin cloro o un abrillantador de telas natural como el percarbonato de sodio. En cambio, las toallas de colores deben lavarse con agua tibia y detergente sin agentes que dañen los tonos.
Si las toallas tienen mal olor, un truco eficaz consiste en lavarlas con media taza de bicarbonato de sodio sin detergente, seguido de un segundo lavado con el detergente habitual. Además, para eliminar la acumulación de productos químicos en las fibras, se puede añadir una taza de vinagre blanco en el agua de lavado. Este método limpia en profundidad sin dejar olores residuales.
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Para mantenerlas suaves y esponjosas por más tiempo, se recomienda lavarlas una vez por semana y evitar el uso de detergentes con agentes abrillantadores como lejía o peróxidos, ya que pueden deteriorar los tejidos. También es importante colgarlas en un lugar aireado después de cada uso para evitar la acumulación de humedad y la aparición de malos olores.
El proceso de secado es clave para evitar que las toallas se endurezcan. Al sacarlas de la lavadora, es recomendable sacudirlas bien para aflojar las fibras antes de tenderlas al aire libre. En caso de utilizar secadora, se debe optar por una temperatura baja y añadir bolas de secado para evitar la rigidez.
El truco definitivo para recuperar la suavidad
Además del vinagre blanco, otro método eficaz para devolver la suavidad a las toallas es el uso de cristales de soda y aceite de árbol de té. Estos ingredientes eliminan los residuos de detergente y aportan propiedades antibacterianas que mejoran la textura del tejido. Para aplicar este truco, se recomienda añadir un tapón de cristales de soda en el compartimento del detergente y unas gotas de aceite de árbol de té en el mismo espacio. Luego, se debe programar un ciclo de lavado a 60 grados para potenciar la acción de los ingredientes.
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