Bienvenidos a un auténtico hotel comunista: lujo de 1960, todo "muy soviético" y su precio actual
Nada más llegar, se topó con una recepción de estilo clásico, un pequeño café y una peluquería, todos ellos con una estética que recuerda a los tiempos de la URSS
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F697%2F5cb%2F007%2F6975cb0079cb999a176f033e7d0ae9fe.jpg)
Alojarse en un hotel de la era soviética es posible, y Stas Konstantinov, un conocido creador de contenido sobre viajes, lo ha demostrado con su experiencia en el Hotel Kishináu, en Moldavia. "Este hotel fue construido por el gobierno soviético y era uno de los más lujosos de toda Moldavia", comenta en su vídeo de YouTube, donde muestra cada detalle de un alojamiento que parece haberse detenido en el tiempo.
Konstantinov pudo hospedarse en una habitación sencilla de este emblemático hotel. Nada más llegar, se topó con una recepción de estilo clásico, un pequeño café y una peluquería, todos ellos con una estética que recuerda a los tiempos de la URSS. "Hasta el ascensor es muy, muy claustrofóbico", relata, mientras se dirige al cuarto piso en un ambiente que describe como "siniestro" y "oscuro".
La habitación en la que se alojó el influencer conserva muebles y decoración de la época soviética, desde el televisor hasta las ventanas, que incluso están cerradas con servilletas. "Las ventanas de la Unión Soviética siempre las construían así, con doble cristal y mecanismos un tanto peculiares", cuenta. Aunque logra abrir una pequeña rendija, decide no forzar demasiado por miedo a "meterse en problemas".
Las instalaciones han visto mejores días, y las reseñas lo reflejan. "Busqué en Booking y tiene una puntuación de poco más de 5 sobre 10", menciona Konstantinov. Sin embargo, destaca que "todo se mantiene muy nostálgico". Cada rincón del hotel es un viaje en el tiempo, desde el armario hasta el radiador de la habitación, que se mantiene intacto pero sin funcionar. "Supuestamente debería calentar la habitación, pero no está encendido", comenta.
El baño es otro punto llamativo: "No hay cortina en la ducha, así que el agua se desborda por todas partes", dice entre risas. A pesar de estos inconvenientes, resalta que la limpieza es adecuada y que las toallas están en buen estado. Eso sí, el desgaste es evidente en paredes, muebles y hasta en el papel tapiz, que "se está despegando".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7bc%2Fc6c%2F727%2F7bcc6c727e62c9758c23ae821939c05e.jpg)
Este hotel fue uno de los más importantes durante la era soviética y albergó reuniones gubernamentales y eventos internacionales. Sin embargo, tras la disolución de la URSS, pasó a manos privadas y ha sido renovado en varias ocasiones, aunque "no se notan muchos cambios modernos".
El desayuno incluido en la estancia también fue una experiencia particular. Aunque el hotel tiene una cafetería en la planta baja, "me mandaron a un local fuera del hotel, con el que tienen un convenio", explica. Optó por probar los blintzes, crepes típicos en los países postsoviéticos.
A pesar del deterioro y las críticas, la estancia en este hotel representa una auténtica inmersión en la historia de la Unión Soviética. "Hace décadas, alojarse aquí era un lujo solo accesible para unos pocos, y hoy cualquiera puede quedarse por 45 euros la noche", reflexiona Konstantinov. Una opción peculiar para quienes buscan una experiencia de viaje diferente.
Alojarse en un hotel de la era soviética es posible, y Stas Konstantinov, un conocido creador de contenido sobre viajes, lo ha demostrado con su experiencia en el Hotel Kishináu, en Moldavia. "Este hotel fue construido por el gobierno soviético y era uno de los más lujosos de toda Moldavia", comenta en su vídeo de YouTube, donde muestra cada detalle de un alojamiento que parece haberse detenido en el tiempo.