¿Adiós a guardar los huevos en la nevera? Esta nutricionista explica cuál es el mejor sitio para conservarlos

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La conservación de los huevos en el hogar es un tema que genera dudas entre los consumidores. Mientras que en los supermercados se mantienen a temperatura ambiente, muchas personas los refrigeran nada más llegar a casa. Esta diferencia ha llevado a preguntarse cuál es la mejor forma de almacenarlos para evitar riesgos y prolongar su frescura.

Beatriz González Fernández, nutricionista, ha explicado en redes sociales que los huevos tienen una cutícula natural que los protege de bacterias como la salmonela. Sin embargo, esta barrera puede dañarse con cambios bruscos de temperatura, facilitando la contaminación. Por esta razón, aunque los supermercados los mantengan a temperatura ambiente, en casa la mejor opción es conservarlos en frío.

Los especialistas recomiendan refrigerar los huevos a una temperatura de entre 1 y 10 ºC, ya que el frío mantiene la yema centrada y la clara más densa. No obstante, la puerta del frigorífico no es el mejor lugar para almacenarlos. Según la experta en conservación de alimentos Vlatka Lake, esta zona sufre constantes variaciones de temperatura debido a la apertura y cierre del electrodoméstico, lo que puede acelerar su deterioro.

Para garantizar su frescura, es preferible colocar los huevos en una balda intermedia del frigorífico, donde la temperatura se mantiene más estable. Además, deben conservarse en su envase original para evitar la condensación y la absorción de olores de otros alimentos.

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Por otro lado, los expertos recomiendan no lavarlos antes de guardarlos, ya que esto elimina su protección natural y facilita la entrada de microorganismos. También es importante evitar devolverlos al frigorífico si han estado varias horas a temperatura ambiente, puesto que este cambio puede favorecer la proliferación de bacterias.

Diferencias con otros países

Las normativas de conservación varían según la región. En Europa, los huevos se comercializan sin refrigeración para evitar cambios térmicos que puedan afectar su calidad. En otros países, como Estados Unidos o Japón, se lavan antes de la venta, lo que elimina su cutícula y obliga a mantenerlos en frío desde su distribución.