El falso lujo de los hoteles trampa: cuando hay que levantarse de madrugada para reservar tu plan del día

• ¿Es esta la habitación de hotel con las peores vistas del mundo?

Planear unas vacaciones en un resort de lujo debería ser sinónimo de relajación y descanso, pero para muchos turistas se ha convertido en una competición sin tregua. La escasez de hamacas en las zonas de piscina y playa ha obligado a los huéspedes a madrugar para asegurarse un sitio, con despertadores programados incluso a las cuatro de la mañana.

Este problema es cada vez más común en hoteles de alta gama, donde la demanda de tumbonas supera con creces la oferta. Los viajeros han desarrollado estrategias dignas de una operación militar: colocar toallas, libros o botellas de protector solar en las sillas, e incluso pagar a empleados del hotel para que reserven el sitio en su nombre.

“O madrugas o te quedas sin sitio”, explica Mark Toler, un turista que relató su experiencia en un resort del Caribe al Wall Street Journal. “Intenté bajar a las ocho de la mañana y ya no quedaba ni una sola hamaca libre. A partir del segundo día, puse el despertador a las cuatro para reservar mi sitio”.

Algunos hoteles han intentado poner normas para evitar abusos, como limitar el tiempo en el que una hamaca puede estar reservada sin uso o asignar un máximo de sillas por habitación. Sin embargo, muchos huéspedes optan por ignorar estas reglas, lo que genera enfrentamientos entre los que juegan limpio y los que se niegan a perder su preciado lugar al sol.

El descanso, una misión imposible

Para algunos, la estrategia es aún más extrema: ir antes del amanecer con linternas para marcar su territorio antes de volver a la cama. “Cada vez más gente baja de noche con linternas para dejar sus cosas en las tumbonas”, comenta Brian Pope, otro viajero entrevistado por el Wall Street Journal. “Al final, se ha convertido en un juego, pero no precisamente divertido”.

Las redes sociales están llenas de quejas y anécdotas sobre esta absurda batalla diaria. Turistas frustrados han denunciado que incluso al llegar temprano no encuentran una sola tumbona libre, lo que les obliga a improvisar en la arena o deambular por la piscina esperando que alguien se marche.“No quiero pasar mis vacaciones peleando por una tumbona”, confiesa Blanche Ryder, una influencer de viajes que ha presenciado el fenómeno en distintos resorts.

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Ante esta situación, algunos viajeros han empezado a evitar resorts con problemas de hamacas y optan por hoteles con sistemas de reserva o áreas exclusivas de pago. Para quienes prefieren no sumarse a la lucha, la única alternativa es madrugar o resignarse a no tener asiento bajo el sol.