La manía que tienen los clientes antes de irse de un bar, según un camarero: "Sé que lo hacéis por ayudar, pero..."
Un vídeo viral de @camarero_tiktoker ha reabierto el debate sobre estas costumbres en bares y restaurantes
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El mundo de la hostelería no solo se define por el ritmo frenético y las interminables jornadas, sino también por la interacción constante con los clientes y sus hábitos, algunos más útiles que otros. Muchas de estas costumbres, aunque bien intencionadas, pueden complicar la operativa del servicio sin que los comensales sean plenamente conscientes de ello.
Entre los gestos que más sorprenden a los profesionales del sector se encuentran prácticas como cambiar de mesa sin avisar, pedir modificaciones constantes en los pedidos ya servidos o dividir la cuenta en pagos fraccionados con una montaña de monedas. Para el cliente, puede parecer algo trivial, pero en el día a día de un bar o restaurante, estas pequeñas acciones pueden ralentizar el servicio y generar frustración en el equipo.
Uno de estos hábitos, aparentemente inofensivo, ha sido puesto sobre la mesa por Gonzalo, un camarero y creador de contenido en TikTok (@camarero_tiktoker). En un vídeo viral, comenta una costumbre que, según él, más que ayudar, dificulta el trabajo en la barra: dejar servilletas y sobres de azúcar dentro de las tazas de café.
En su publicación, Gonzalo aclara que entiende que no se hace con mala intención, pero explica por qué preferiría que los clientes dejasen estos residuos en el platillo en lugar de dentro de la taza: "Cuando recogemos las mesas, si el papel está en el platillo, simplemente lo tiramos. Pero si está dentro de la taza y pegado con los restos de café, tenemos que sacarlo antes de poder limpiarla".
Su mensaje ha generado un debate en redes. Mientras algunos usuarios han admitido que nunca habían pensado en ello y que intentarán cambiar este hábito, otros han respondido con escepticismo. Algunos comentarios ironizaban sobre los precios de los cafés, argumentando que, dado lo que cuestan, no iban a preocuparse por estos detalles.
Sin embargo, más allá del debate, este tipo de conversaciones recuerdan que la hostelería es un trabajo exigente y que los pequeños gestos de los clientes pueden marcar la diferencia. Acciones simples, como dejar los residuos en el platillo o pagar de forma organizada, pueden hacer que la experiencia sea más agradable tanto para el personal como para los propios comensales. Porque al final, la hostelería es un espacio de convivencia en el que todos, de un modo u otro, jugamos un papel.
El mundo de la hostelería no solo se define por el ritmo frenético y las interminables jornadas, sino también por la interacción constante con los clientes y sus hábitos, algunos más útiles que otros. Muchas de estas costumbres, aunque bien intencionadas, pueden complicar la operativa del servicio sin que los comensales sean plenamente conscientes de ello.