¿Qué es el ‘dropping’? La práctica holandesa para mejorar la salud mental de los niños
Este ritual, muy extendido en los Países Bajos, tiene como objetivo fomentar en los más pequeños la toma de decisiones y la resolución de problemas.
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Frente a la sobreprotección infantil que se ha instalado en nuestra sociedad, existen sociedades que han alzado la voz y apuestan por modelos que buscan fomentar su independencia en edades tempranas. Dentro de estos métodos disidentes, países como Holanda han implementado una práctica poco ortodoxa que busca enseñar a los niños a valerse por sí mismos en situaciones desafiantes.
Conocido como ‘dropping’, esta práctica se basa en dejar a un grupo de menores en un entorno natural sin supervisión directa de adultos. En el proceso, deben encontrar el camino de regreso a un punto determinado utilizando herramientas como un GPS y un teléfono móvil para emergencias. La actividad, que puede desarrollarse tanto de día como de noche, busca reforzar la capacidad de orientación, la confianza en uno mismo y el trabajo en equipo.
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Esta estrategia educativa se encuentra arraigada en la cultura holandesa y forma parte del enfoque pedagógico que fomenta la autonomía infantil. A diferencia de otros países, donde la supervisión constante limita la exploración independiente, en los Países Bajos se considera fundamental que los niños aprendan a tomar decisiones y a resolver problemas por sí mismos.
Enfrentar situaciones imprevistas
Y los métodos no han caído en saco roto, ya que diversos informes de UNICEF han situado al país como el líder mundial en bienestar infantil, lo que refuerza la efectividad de este enfoque. Así, el ‘dropping’ no es solo una actividad meramente recreativa, sino un reto diseñado para fortalecer la capacidad de los menores para enfrentar situaciones imprevistas.
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No son pocos los estudios que ponen de manifiesto la relación entre la falta de independencia infantil con una disminución en el bienestar emocional. Padres y educadores destacan los beneficios de esta práctica, que permite a los menores experimentar situaciones controladas de toma de decisiones. Thomas Postma, experto en los Boy Scouts, explica que este tipo de retos no solo mejoran el sentido de orientación, sino que también desarrollan habilidades clave para la vida.
La polémica está servida
El interés global por el ‘dropping’ creció tras un reportaje publicado en The New York Times, donde se describía como un “rito de verano neerlandés”. La noticia generó sorpresa en países como EEUU, mientras que en los Países Bajos la reacción fue de escepticismo y hasta de burla, calificando el reportaje como “exagerado”, y argumentando que el 'dropping' no es una tradición exclusiva de los Países Bajos.
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Sea como fuere, esta actividad continúa siendo muy valorada por aquellos que han participado en ella. La experiencia fortalece la confianza, fomenta la independencia y ayuda a los menores a prepararse para situaciones inesperadas. Mientras en algunas sociedades se debate sobre los límites de la supervisión infantil, en los Países Bajos se sigue apostando por estrategias que potencian la autosuficiencia y la capacidad de adaptación. Una iniciativa nada desdeñable a tenor de los resultados obtenidos.
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