Lo que revela de ti usar perfume todos los días, según la ciencia y la psicología
El uso del perfume se remonta a civilizaciones antiguas, donde se empleaba con fines rituales, medicinales y de bienestar personal
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El uso diario de perfume no es solo una cuestión estética o de gustos, sino una práctica con una profunda conexión psicológica y científica. Los aromas tienen la capacidad de activar recuerdos, influir en las emociones y modificar el estado de ánimo, gracias a su estrecha relación con el sistema límbico, la región del cerebro encargada de procesar sentimientos y memorias.
Según un artículo publicado en ParfumPlus Magazine, los olores pueden desencadenar respuestas emocionales inmediatas. La elección de una fragancia está influenciada por experiencias previas y necesidades psicológicas. Por ello, quienes usan perfume a diario no solo buscan un aroma agradable, sino también generar sensaciones de bienestar, seguridad o vitalidad. Se aplica lo mismo a los olores que usan las tiendas u hoteles para crear un ambiente concreto que sea acogedor y recordado.
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Las fragancias no solo evocan recuerdos, sino que también pueden afectar directamente el estado emocional. Es el caso de la lavanda, que ayuda a reducir el estrés, o los cítricos, que favorecen la concentración y la energía. Este impacto se debe a la estimulación de neurotransmisores como la serotonina, conocida como la "hormona de la felicidad", lo que explica por qué ciertos aromas producen sensaciones placenteras.
Lo que dice la ciencia
Según estudio del departamento de Antropología de la Universidad de Charles, en Praga, y publicado en la National Center for Biotechnology Information (NCBI), demostraron que el uso de perfume mejora significativamente la percepción del olor corporal, aumentando su atractivo y agrado en comparación con el olor natural. En ambos experimentos, las muestras perfumadas fueron calificadas como más atractivas y placenteras, con una mayor intensidad en algunos casos.
Además, se identificó que el perfume afecta de manera diferente a cada individuo, lo que sugiere una interacción entre el olor corporal y la fragancia, en lugar de un simple enmascaramiento del aroma natural. La variabilidad en la percepción de la intensidad del olor fue menor en la condición perfumada, reforzando la idea de una interacción sensorial más compleja.
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El uso diario de perfume no es solo una cuestión estética o de gustos, sino una práctica con una profunda conexión psicológica y científica. Los aromas tienen la capacidad de activar recuerdos, influir en las emociones y modificar el estado de ánimo, gracias a su estrecha relación con el sistema límbico, la región del cerebro encargada de procesar sentimientos y memorias.