Adiós al perfeccionismo: 5 consejos para bajar el ritmo y evitar que el estrés que te provoca te domine
Adoptar una perspectiva más relajada no significa dejar de ser ambicioso, sino aprender a equilibrar tus metas con tu bienestar
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La obsesión por hacerlo todo perfecto no solo consume energía, también puede dañar seriamente tu salud mental y física. Esta mentalidad, que muchas veces se alimenta de las exigencias sociales y personales, está relacionada con trastornos como ansiedad, depresión o incluso dolencias físicas.
Pero, ¿es posible equilibrar la búsqueda de la excelencia con el bienestar? Aquí te ofrecemos cinco claves respaldadas por expertos con las que, según CNN, puedes decir adiós al perfeccionismo y recuperar el control.
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1. Reconoce tu valor más allá de los logros
Es fácil medir tu autoestima por los éxitos profesionales, académicos o incluso personales. Sin embargo, la psicóloga Ellen Hendriksen, autora de 'How to Be Enough', destaca que tu valor no depende de tus logros. “Somos más que nuestros resultados: somos nuestras relaciones, valores e intereses”, afirma. Aprende a apreciar tus esfuerzos, incluso cuando no obtengas el resultado esperado.
2. Modera tu crítico interior
Las personas perfeccionistas suelen ser muy duras consigo mismas. Según Hendriksen, este crítico interior no siempre dice la verdad, aunque suene convincente. “Escucha esos pensamientos críticos como si fueran la música de fondo en una cafetería: están ahí, pero no necesitas dejar que te dominen”, aconseja. Practicar el distanciamiento emocional puede ayudarte a reducir su impacto.
3. Practica la autocompasión
Ser amable contigo mismo no significa justificar la pereza, sino entender tus necesidades. Esto puede ser tan simple como tomar un descanso o disfrutar de una actividad relajante. “La autocompasión también es permitirse no hacer todo lo que crees que debes hacer”, dice Hendriksen. Darte permiso para priorizar el descanso puede marcar una gran diferencia.
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4. Abandona la necesidad de ser siempre productivo
El perfeccionismo no solo afecta al trabajo, también puede invadir el tiempo libre. Dedica tiempo a actividades que realmente disfrutes, sin presión por ser productivo. Leer una novela, ver una película ligera o simplemente descansar son formas válidas de recargar energías. Recuerda que no siempre necesitas un objetivo para disfrutar.
5. Mantén tus altos estándares, pero enfócate en el proceso
Tener metas ambiciosas no es el problema, sino hacer que tu autoestima dependa de ellas. En lugar de verte como un "proyecto en desarrollo", concéntrate en la tarea misma. “Piensa como un escultor: ¿qué puedo mejorar en esto? Sin juzgarte a ti mismo”, sugiere Hendriksen. Este cambio de enfoque reduce la presión personal y mejora los resultados.
Adoptar una perspectiva más relajada no significa dejar de ser ambicioso, sino aprender a equilibrar tus metas con tu bienestar. Practicar estas estrategias puede ayudarte a disfrutar más de la vida sin sentir que siempre debes dar el 200%.
La obsesión por hacerlo todo perfecto no solo consume energía, también puede dañar seriamente tu salud mental y física. Esta mentalidad, que muchas veces se alimenta de las exigencias sociales y personales, está relacionada con trastornos como ansiedad, depresión o incluso dolencias físicas.