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Qué significa que una persona no sea puntual y llegue siempre tarde, según la psicología
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Qué significa que una persona no sea puntual y llegue siempre tarde, según la psicología

La impuntualidad, más allá de ser un hábito molesto, refleja rasgos psicológicos como el egocentrismo o una percepción errónea del tiempo. Expertos analizan sus causas y ofrecen consejos para mejorar

Foto: Una mujer mira el reloj y se da cuenta de que llega tarde a su cita (iStock)
Una mujer mira el reloj y se da cuenta de que llega tarde a su cita (iStock)

La impuntualidad es una conducta que genera frustración en quienes esperan, pero que también dice mucho sobre las personas que la practican. Según la psicología, no cumplir con los horarios establecidos no es solo una cuestión de descortesía, sino que está profundamente ligado a patrones de personalidad y, en muchos casos, a problemas de percepción del tiempo o de gestión emocional.

Sin embargo, detrás de esta conducta repetitiva de impuntualidad puede esconderse más que simple desorganización. En una entrevista para la BBC, el psicólogo social y autor británico Oliver Burkeman aseguró que este comportamiento tiene un componente egocéntrico: “Quieren estar en control de la situación, ser el centro de atención cuando llegan”. Además, afirmó que estas personas necesitan trabajar en ser más empáticas, ya que sus acciones afectan tanto al ámbito personal como al profesional.

Foto: Su jefe le reclama puntualidad en el trabajo y las redes aplauden su respuesta. (Pexels/Shvetsa)

Por otro lado, Diana DeLonzor, especialista en manejo del tiempo, señaló que hay dos perfiles principales entre los impuntuales: aquellos que disfrutan la adrenalina de dejar todo para el último minuto y los optimistas que creen que pueden realizar más tareas de las que el tiempo permite. Según DeLonzor, “quienes llegan tarde tienen ciertos rasgos: son positivos y creativos, pero también poco realistas”. Esta percepción equivocada del tiempo los lleva a subestimar la duración de las actividades y, en consecuencia, a retrasarse.

Lo que dice la psicología sobre la impuntualidad

Burkeman identifica la necesidad de protagonismo como una de las causas principales de este comportamiento. "Hay algo de conmovedor en que tengan esa necesidad de acaparar la atención y no se sientan bien con ellos mismos si no la reciben", declaró. A su vez, considera que esta conducta, lejos de ser una muestra de arrogancia, puede reflejar inseguridades o una baja autoestima encubierta por el deseo de validación social.

placeholder Un hombre mira el reloj apurado al llegar tarde a su cita (iStock)
Un hombre mira el reloj apurado al llegar tarde a su cita (iStock)

Por su parte, DeLonzor, en declaraciones al New York Times, subraya que la impuntualidad no siempre está relacionada con el egocentrismo, sino con fallos en la planificación. Asegura que “las personas puntuales suelen imaginarse los peores escenarios y asignan tiempo suficiente para resolver cualquier problema imprevisto, mientras que los impuntuales tienden a procrastinar y confiar demasiado en su habilidad para cumplir con los tiempos”.

Cuatro pasos para mejorar la puntualidad

La buena noticia es que cambiar este hábito es posible. Según DeLonzor, hay métodos simples que pueden ayudar:

  1. Planea una estrategia: trabaja en pequeñas tareas diarias relacionadas con tus compromisos.
  2. Calcula el tiempo real de tus actividades: sé honesto contigo mismo sobre cuánto tardas en completarlas.
  3. Llega antes, no a tiempo: propón llegar con antelación para evitar cualquier retraso imprevisto.
  4. Disfruta esperando: lleva un libro o una actividad que te entretenga mientras esperas.

La impuntualidad no solo afecta la vida profesional y social, sino que también impacta en la manera en la que los demás perciben a quienes la practican. Comprender estas dinámicas es el primer paso para mejorar y alcanzar un equilibrio en la gestión del tiempo y las relaciones.

La impuntualidad es una conducta que genera frustración en quienes esperan, pero que también dice mucho sobre las personas que la practican. Según la psicología, no cumplir con los horarios establecidos no es solo una cuestión de descortesía, sino que está profundamente ligado a patrones de personalidad y, en muchos casos, a problemas de percepción del tiempo o de gestión emocional.

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