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Los chihuahuas no son más agresivos que otros perros, y una etóloga desmonta el mito
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FALSAS CREENCIAS

Los chihuahuas no son más agresivos que otros perros, y una etóloga desmonta el mito

La creencia de que los perros pequeños son más agresivos, miedosos y escandalosos es un mito basado en estereotipos, no en evidencia científica

Foto: Los chihuahuas no son más agresivos que otros perros, y una etóloga desmonta el mito (Freepik)
Los chihuahuas no son más agresivos que otros perros, y una etóloga desmonta el mito (Freepik)

La creencia de que los perros pequeños son más agresivos que los grandes ha estado presente durante años, alimentando estereotipos que afectan la percepción sobre estas razas, como los chihuahuas o los yorkshires. Sin embargo, los etólogos, expertos en comportamiento animal, no están de acuerdo con estas afirmaciones, y destacan que el tamaño no determina el comportamiento agresivo de un perro.

La usuaria de X, Mary WildBehav, experta en comportamiento animal y divulgadora sobre etología, ha señalado en una publicación en la red social que la agresividad en los perros no está relacionada con su raza ni tamaño, sino con factores como la socialización y la interacción con los humanos. A esto hay que sumarle “la inseguridad propia de un animal pequeño”, como los chihuahuas, afirmó la etóloga.

Foto: ¿Por qué tu perro vomita amarillo? Esto es lo que necesitas saber, según los veterinarios (gpointstudio para Freepik)

Según WildBehav, la mayor percepción de agresividad en razas pequeñas responde a tres factores principales: su mayor inseguridad debido a su tamaño, la falta de una socialización adecuada en etapas tempranas y la desatención hacia sus señales de incomodidad. Esta combinación de elementos puede llevar a comportamientos como gruñidos o mordidas, especialmente cuando el perro siente que no se respetan sus límites.

Factores clave en el comportamiento de los perros

El instinto de supervivencia juega un papel fundamental en los perros pequeños, que suelen percibir a los humanos y a otros perros como amenazas debido a su tamaño reducido. WildBehav explica que esta inseguridad puede intensificarse si, durante el período crítico de socialización (de 3 a 14 semanas), el cachorro no es expuesto de manera progresiva y positiva a diferentes estímulos como personas, entornos y ruidos.

Otro factor crucial es la interacción humana y nuestra interpretación de las señales de incomodidad. “Al principio las señales son más sutiles como relamerse, mirar a otro lado o entrecerrar los ojos. Pero si nuestro perro nos dice una y otra vez de forma educada 'por favor, para' y nunca le hacemos caso, llegará un momento en el que se le hinchen las narices y dejará las sutilezas, pasando a gruñir, sacar los dientes, ladrar o incluso morder”, afirma con contundencia la etóloga.

Esta falta de atención a las señales de calma o incluso la actitud invasiva hacia perros pequeños, como tocarlos sin su consentimiento, puede hacer que recurran a comportamientos más contundentes como gruñir o morder, y parecer siempre enfadados o agresivos.

La importancia de respetar las señales de los perros

WildBehav subraya que las razas pequeñas suelen ser tratadas como juguetes, lo que les genera una sensación constante de vulnerabilidad, y “pasan a morder antes”. “Somos mucho más invasivos, los tocamos todo el rato sin su consentimiento, los levantamos constantemente haciéndoles sentir vulnerables, y encima sus señales de advertencia nos hacen hasta gracia”, explica la divulgadora. Este tipo de trato provoca que los perros pequeños se sientan ignorados, llevando a una escalada en sus reacciones para hacerse entender.

Lejos de ser más agresivos, los perros pequeños están, según WildBehav, “más cansados de nosotros”. Esto pone de manifiesto la necesidad de comprender mejor el lenguaje corporal canino y ofrecerles un entorno respetuoso, independientemente de su tamaño. Así, es posible desmitificar creencias infundadas y fomentar una convivencia más armónica entre los humanos y sus mascotas.

La creencia de que los perros pequeños son más agresivos que los grandes ha estado presente durante años, alimentando estereotipos que afectan la percepción sobre estas razas, como los chihuahuas o los yorkshires. Sin embargo, los etólogos, expertos en comportamiento animal, no están de acuerdo con estas afirmaciones, y destacan que el tamaño no determina el comportamiento agresivo de un perro.

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