Una española que vive en Finlandia en 'shock' al hablar de la privacidad en los hogares: "He visto de todo, de todo"

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Adaptarse a la vida en Finlandia puede ser un desafío para quienes han crecido bajo el sol y la cercanía social de España. Entre los primeros contrastes que llaman la atención está el carácter reservado de los finlandeses, quienes suelen evitar las conversaciones triviales y prefieren el silencio incluso en situaciones cotidianas. Esta actitud, que puede percibirse como frialdad, está más relacionada con una cultura que valora la privacidad y los espacios personales.

El frío extremo es otro de los grandes retos para los españoles que deciden establecerse en este país escandinavo. Los inviernos largos y oscuros no solo afectan el estado de ánimo, sino también la dinámica social. Muchos señalan que el ánimo decae con la llegada del invierno, y organizar actividades con amigos se convierte en una misión complicada debido al aislamiento que muchos adoptan durante esta temporada.

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P. M.

Otro aspecto que sorprende es la tranquilidad de los entornos urbanos, donde el silencio domina incluso en las zonas más concurridas. Esta quietud, aunque puede ser apreciada por algunos, contrasta con el bullicio característico de las ciudades españolas. Para muchos expatriados, este cambio resulta un desafío, ya que requiere acostumbrarse a una forma de vida donde la comunicación verbal es limitada y la interacción social se reduce a lo esencial.

“Les da igual lo que se vea por las ventanas”

Marina, una tiktoker gaditana que comparte su experiencia en Finlandia, ha generado gran interés con sus vídeos sobre los choques culturales que afronta en su día a día. Desde su cuenta @ma5rina, ha explicado algunas de las costumbres que más le llaman la atención, como la falta de privacidad en los hogares finlandeses. “Aquí los finlandeses tienen abiertos los pedazos de ventanales 24/7. Yo he visto de todo, de todo, por las ventanas. Y es que serán todo lo introvertidos que tú quieras, pero a la hora de mostrar su casa…”, comenta con tono sorprendido, destacando el contraste con la costumbre española de mantener las cortinas cerradas.

Otra diferencia que no termina de comprender es la falta de saludos en espacios comunes. “Si hay una cosa que los finlandeses odian, son las charlitas cortas. No las soportan. Yo entro a un ascensor y digo hola por educación, porque somos vecinos y vivimos en el mismo rellano. Pero ellos no lo entienden. No es porque sean bordes, simplemente no consideran necesario hablar si no te conocen”, explica Marina, dejando claro que este choque cultural le resulta difícil de aceptar.

"Soy española, y además de Cádiz. Necesito abrir las ventanas, aunque sea 10 minutitos, para ventilar mi casa", dice Marina

Además, destaca cómo los finlandeses interpretan ciertos gestos como intrusivos. “Una vez dejé una notita porque en el trastero había cosas tiradas por fuera. Mi novio me dijo: ‘¿Cómo puedes ser tan directa? Los finlandeses no harían algo así’. Pero yo lo hice porque me pareció lo correcto”. A pesar de los años que lleva viviendo en Finlandia, asegura que no ha conseguido adaptarse del todo a algunas de estas costumbres. “Soy española, y además de Cádiz. Necesito abrir las ventanas, aunque sea 10 minutitos, para ventilar mi casa”, añade con humor, dejando claro que hay hábitos que no está dispuesta a abandonar.