La generación Z ya está cambiando tu forma de trabajar (y aún no te has dado cuenta)

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La llegada de la generación Z al mercado laboral está rompiendo con las dinámicas tradicionales que habían dominado durante décadas. Para dentro de cinco años, en 2030, el 31% de los centennials formarán parte de la población activa, siendo mayoría de la fuerza laboral en ese momento.

Este grupo, nacido entre 1996 y 2010, ya ha comenzado a marcar un punto de inflexión en la forma en que se perciben las prioridades en el trabajo, poniendo en el centro aspectos como el equilibrio entre la vida personal y profesional, así como la búsqueda de un liderazgo más inclusivo y horizontal.

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Las diferencias con generaciones anteriores no solo son evidentes en sus demandas laborales, sino también en su enfoque hacia el desarrollo profesional. Estudios recientes, como el A-Gen-Z Report, destacan que, este 2025, los integrantes de esta generación representarán una parte significativa de la población activa, mientras que los baby boomers continuarán su transición hacia la jubilación. Este relevo generacional plantea desafíos importantes en las empresas, especialmente en términos de adaptación cultural y comunicación intergeneracional.

Choques intergeneracionales y nuevos retos

La irrupción de la generación Z, la fuerza laboral actual más joven, ha traído consigo tensiones entre estilos de trabajo establecidos y una visión renovada sobre el empleo. Muchos líderes empresariales perciben a estos jóvenes como “difíciles de gestionar”, principalmente debido a la falta de preparación práctica y a sus altos niveles de exigencia, recogen desde un artículo en Intelligent.

No obstante, este análisis es controvertido, ya que otros profesionales del sector apuntan a que, en realidad, poseen una formación teórica más sólida que generaciones anteriores, gracias a la reducción de las desigualdades socioeconómicas en el acceso a la educación.

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Entre los retos más destacados se encuentran las dificultades para establecer una comunicación efectiva. Aunque los genzers son expertos en redes sociales, tienen problemas al interactuar con compañeros de otras generaciones, lo que puede influir negativamente en su desarrollo profesional. Además, su estilo directo y su alta exigencia de feedback constante generan, en ocasiones, roces con líderes acostumbrados a una cultura laboral menos participativa, explican en Fortune.

Una generación con valores propios

El equilibrio entre vida personal y trabajo se ha convertido en una prioridad innegociable para los jóvenes de la generación Z. A diferencia de sus predecesores, no están dispuestos a comprometer su bienestar por un puesto de trabajo, valorando especialmente opciones como el teletrabajo y la flexibilidad horaria. Asimismo, se muestran más selectivos al elegir empleadores, priorizando aquellos que comparten sus valores y ofrecen planes claros de desarrollo profesional.

La generación Z, pese a ser digital, enfrenta brechas en habilidades prácticas con herramientas tradicionales

Por otro lado, su enfoque hacia la tecnología también es distinto. Aunque son considerados nativos digitales, su relación con las herramientas tecnológicas no siempre es tan fluida como se podría suponer. El fenómeno de la vergüenza tecnológica o tech shame, derivado de su dependencia de interfaces simplificadas, ha revelado una brecha en habilidades prácticas frente a generaciones acostumbradas a lidiar con sistemas más complejos.

El impacto en el futuro del trabajo

El cambio que impulsa la generación Z no se limita a las dinámicas laborales internas. Su irrupción está redefiniendo los conceptos de compromiso, liderazgo y éxito profesional, exigiendo un replanteamiento completo de los modelos empresariales tradicionales. Las empresas que logren adaptarse a sus demandas no solo garantizarán una integración efectiva, sino que también estarán mejor posicionadas para atraer y retener talento en un mercado cada vez más competitivo.