Adiós a la acumulación de polvo: este es el mejor truco para retrasar su aparición después de limpiar
Mantener el hogar libre de ácaros puede ser todo un desafío, especialmente en espacios con mascotas o aire exterior de baja calidad. Una serie de hábitos ayuda a facilitar esta tarea
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Mantener el polvo a raya puede ser una tarea interminable, sobre todo si vives en una casa antigua, tienes mascotas que sueltan pelo o estás en una zona con aire exterior de mala calidad. Sin embargo, existe una combinación de prácticas que no solo facilitan la limpieza, sino que también retrasan la aparición de esa molesta capa de polvo que tanto afecta a la salud y a la estética del hogar.
Según los expertos consultados por Life Hacker, mantener los sistemas que permiten la entrada y circulación de aire en buen estado es uno de los pasos más efectivos para reducir la acumulación de polvo. Cambiar los filtros de los sistemas HVAC cada tres meses como mínimo, y con mayor frecuencia si hay mascotas o condiciones de aire seco y polvoriento, ayuda a filtrar mejor las partículas en suspensión. Es importante revisar el índice MERV del filtro, ya que un valor más alto atrapará partículas más pequeñas, aunque podría requerir mayor potencia del sistema. Además, limpiar regularmente las rejillas de ventilación, los ventiladores de baño y las cubiertas de los conductos evita que el polvo se acumule en estos puntos críticos.
Los purificadores de aire son una excelente inversión para combatir el polvo. Estos dispositivos, equipados con filtros HEPA y pre-filtros, atrapan partículas de polvo y polen, devolviendo aire limpio a la estancia. Además de su eficiencia, los modelos más avanzados también cuentan con filtros de carbono que eliminan olores y gases. Esto no solo mejora la limpieza del hogar, sino que también alivia síntomas en personas con alergias o asma.
Un truco adicional es emplear sprays antiestáticos para mantener superficies libres de polvo por más tiempo
Aspirar frecuentemente, idealmente cada dos o tres días, reduce la acumulación de polvo tanto en el suelo como en otras superficies. Las zonas menos visibles, como debajo de los muebles, detrás de los electrodomésticos y en las molduras, también requieren atención. Para superficies más delicadas, como cortinas, muebles tapizados y persianas, es recomendable usar accesorios específicos. Un truco adicional es emplear sprays antiestáticos para mantener superficies libres de polvo por más tiempo.
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Mantener las ventanas cerradas, especialmente en días de alta contaminación o durante la temporada de incendios forestales, limita la entrada de partículas y polen al interior del hogar. Aunque la ventilación es importante, hacerlo en horarios con menos polución minimiza los efectos adversos. Los zapatos son una fuente constante de polvo y suciedad. Un estudio citado recomienda dejarlos en la entrada, utilizando una estantería o un espacio designado para evitar que el polvo se esparza por toda la vivienda. Si el clima lo permite, mantenerlos en un área exterior cubierta también es una solución eficaz.
Mantener el polvo a raya puede ser una tarea interminable, sobre todo si vives en una casa antigua, tienes mascotas que sueltan pelo o estás en una zona con aire exterior de mala calidad. Sin embargo, existe una combinación de prácticas que no solo facilitan la limpieza, sino que también retrasan la aparición de esa molesta capa de polvo que tanto afecta a la salud y a la estética del hogar.