Una española cuenta su experiencia más aterradora desde que vive en Seúl: "Parecía un chico normal"

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Aída, una joven española afincada en Seúl, ha narrado una experiencia que le dejó marcada durante un trayecto en el metro de la capital surcoreana. Lo que comenzó como un episodio divertido junto a una amiga acabó convirtiéndose en uno de los momentos más inquietantes de su vida.

El relato comienza con un trayecto de casi una hora en el que ambas amigas conversaban tranquilamente hasta que un joven se sentó junto a ellas. “Al principio, parecía un chico normal, incluso más joven que yo, con pinta de jugar a fútbol”, relató Aída. Sin embargo, el comportamiento del joven cambió rápidamente, comenzando a cantar en un idioma inventado que mezclaba palabras en inglés, coreano y sonidos sin sentido. En un primer momento, esto provocó risas entre las amigas.

De la risa a la inquietud

La situación se tornó preocupante cuando el joven empezó a rezar y a repetir en coreano frases inquietantes como: “No tengo miedo a morir”. Además, el chico manipulaba dos grandes bolsas que llevaba consigo, sacando y tocando diversos objetos, incluidos balones y ropa. Este comportamiento provocó que Aída y su amiga decidieran bajarse antes de lo previsto. “Le dije a mi amiga que se bajara conmigo porque no iba a dejarla sola con él”, explicó.

“Se colocó justo detrás de mí y me di cuenta por el reflejo en las paredes de cristal. Me puse muy nerviosa”

El desconcierto continuó cuando, al realizar un transbordo, el joven siguió a Aída hasta su nuevo vagón. “Se colocó justo detrás de mí y me di cuenta por el reflejo en las paredes de cristal. Me puse muy nerviosa”, añadió. Para evitarlo, la joven se bajó en la siguiente parada, cambió de dirección y, finalmente, logró perderle de vista.

Una experiencia difícil de olvidar

La creadora de contenido confesó que el episodio le generó un miedo profundo, especialmente por las frases repetidas por el joven y su comportamiento errático. Aunque no ocurrió nada grave, la incertidumbre y el temor la dejaron marcada. “Gracias a Dios, estoy aquí comiendo mi sopa y contándolo como anécdota”, concluyó Aída en el vídeo compartido en sus redes sociales.

El relato de esta joven española ha generado un gran impacto en redes sociales, donde numerosos usuarios han comentado sobre experiencias similares o el contraste cultural que supone vivir en un país extranjero. Historias como la de Aída evidencian que incluso en ciudades consideradas seguras, los encuentros inesperados pueden convertirse en situaciones cargadas de tensión.