Cómo evitar convertirte en la persona más tóxica de tu grupo de amigos, según los expertos
Pequeños cambios en la forma de relacionarnos pueden transformar nuestras amistades, reduciendo tensiones y fortaleciendo vínculos. La empatía, la comunicación y el apoyo mutuo son claves
Los vínculos de amistad suelen ser un espejo de nuestras virtudes y defectos, pero a menudo subestimamos el impacto de nuestras actitudes en quienes nos rodean. Según David Robson, científico social y autor de un libro sobre la conexión social, ciertos hábitos aparentemente inofensivos pueden convertirnos en esa persona que genera estrés y conflicto en un grupo. Reconocer y modificar estas conductas puede ser clave para fortalecer las relaciones y evitar caer en dinámicas tóxicas.
Una de las estrategias esenciales es apostar por la consistencia. Los comportamientos impredecibles, como cambios repentinos de humor, generan incertidumbre y estrés en los demás. Un estudio del Instituto de Neurología de la UCL demostró que la falta de certeza, incluso ante situaciones desagradables, eleva los niveles de ansiedad. Robson sugiere, en un extenso reportaje publicado en la BBC, trabajar en la gestión emocional para garantizar que nuestras respuestas no dependan exclusivamente del estado de ánimo del momento.
La ilusión de transparencia es otro obstáculo frecuente. Muchas veces asumimos que nuestras emociones son evidentes para los demás, lo que nos lleva a omitir palabras de agradecimiento o muestras de apoyo. Investigadores como Amit Kumar y Nicholas Epley han comprobado que expresar gratitud con claridad fortalece los vínculos y reduce la sensación de desatención en las relaciones. Un simple gesto, como una carta de agradecimiento, puede tener un impacto mucho mayor del que imaginamos.
Mostrar interés genuino por los éxitos de los amigos y compartir los propios sin miedo al juicio crea un ambiente de apoyo y camaradería
La validación de los sentimientos ajenos también juega un papel crucial. Escuchar de manera empática y ofrecer perspectivas constructivas puede marcar la diferencia. Estudios liderados por Ethan Kross, de la Universidad de Michigan, evidencian que fomentar una reflexión positiva sobre los problemas de los demás, en lugar de centrarse únicamente en los aspectos negativos, ayuda a reducir el estrés y favorece una mayor comprensión de las experiencias vividas.
Ser felices juntos
Celebrar los logros de los demás es otro hábito que fortalece las amistades. Según Shelly Gable y Harry Reis, la "confelicidad", o felicidad compartida, tiene un efecto poderoso en la consolidación de los vínculos. Mostrar interés genuino por los éxitos de los amigos y compartir los propios sin miedo al juicio ayuda a crear un ambiente de apoyo y camaradería.
Finalmente, aprender a disculparse correctamente es fundamental para resolver conflictos y evitar resentimientos prolongados. Robson destaca que una disculpa efectiva debe incluir reconocimiento del daño causado, expresión de arrepentimiento y propuestas para reparar el error. Aunque el acto de disculparse puede resultar incómodo, las investigaciones sugieren que contribuye significativamente a la reconstrucción de relaciones dañadas.
Los vínculos de amistad suelen ser un espejo de nuestras virtudes y defectos, pero a menudo subestimamos el impacto de nuestras actitudes en quienes nos rodean. Según David Robson, científico social y autor de un libro sobre la conexión social, ciertos hábitos aparentemente inofensivos pueden convertirnos en esa persona que genera estrés y conflicto en un grupo. Reconocer y modificar estas conductas puede ser clave para fortalecer las relaciones y evitar caer en dinámicas tóxicas.
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