Una joven saca de sus casillas a su profesor de autoescuela por culpa de esta pregunta surrealista

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Durante una jornada rutinaria en una autoescuela, una escena inesperada hizo que el ambiente del coche de prácticas cambiara por completo. La protagonista, una joven alumna, estaba al volante bajo la supervisión de su profesor, mientras un segundo alumno observaba desde el asiento trasero. Nada parecía fuera de lo normal, hasta que una pregunta aparentemente inocente desató la más curiosa de las reacciones.

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J. García González

La alumna rompió el silencio con una interrogante que, para ella, tenía todo el sentido del mundo. "¿Por casualidad tienes una goma del pelo?", preguntó al profesor. El ambiente se congeló por un instante. La sorpresa en el rostro del instructor era palpable, y no era para menos: la consulta iba dirigida a un hombre completamente calvo. Una solicitud trivial que se transformó rápidamente en un momento digno de comedia absurda.

La situación cobró sentido cuando quedó claro que la chica buscaba atar su cabello por comodidad. Pero la escena escaló cuando el profesor, sin perder la compostura, respondió con ironía: "¿No te parece una falta de respeto pedirle una goma del pelo a una persona calva?". Sus palabras, cargadas de sarcasmo, lograron lo inesperado: tanto la alumna como el alumno en la parte trasera se quedaron sin palabras.

La joven, lejos de retractarse, buscó justificar su petición de la manera más lógica que encontró. "Yo qué sé, igual tienes gomas del pelo de tu mujer en el coche", replicó con desparpajo. Su comentario no hizo más que alimentar el desconcierto del profesor, quien, con una sonrisa irónica, respondió que no tenía sentido traer objetos personales al coche, ya que era su vehículo de trabajo y no el familiar.

La conversación, que comenzó con un tono surrealista, se transformó rápidamente en un intercambio hilarante. El alumno en la parte trasera no pudo contener la risa, lo que terminó contagiando a todos. Lo que inicialmente pareció una falta de tacto se convirtió en una escena de absoluto cachondeo, rompiendo la tensión habitual de las prácticas.

Sin embargo, el profesor decidió dramatizar un poco más la situación, girándose ligeramente hacia la joven. Con un tono de fingida indignación, exclamó: "¿Te hace gracia, eh? ¿Te parece gracioso? Estoy ofendido, me ha dolido al corazón". Las palabras provocaron carcajadas en el alumno del asiento trasero, mientras la chica, algo nerviosa, pero divertida, se apresuraba a responder: "No, no lo decía, no lo decía con mala intención, solo preguntaba".

El intercambio terminó por arrancar risas a todos los ocupantes del coche, incluido el propio instructor, que no pudo contenerse por más tiempo. La espontaneidad de la situación y las respuestas de los implicados crearon un momento que marcaría la jornada con un toque inesperado de humor que rompió la rutina de las prácticas.