El sencillo truco para preparar castañas lo más rápido posible y evitar que se quemen

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La llegada del otoño trae consigo una luz especial, con sus tonos dorados y cobrizos, pero también nos devuelve unos olores que, habitualmente, suelen estar representados por un fruto indisociable a esta época del año: la castaña, un alimento delicioso cuya preparación no nos llevará demasiado tiempo.

Lejos de la manera tradicional de elaborarlas, utilizando las brasas de carbón, existe un método menos laborioso que conseguirá dejarlas con el mismo sabor, recurriendo al horno y echando mano de unas simples láminas de papel de aluminio.

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Preparación

Comenzaremos lavando las castañas, asegurándonos de quitarles bien la suciedad, y descartando aquellas que puedan estar podridas o que contengan algún gusano. A continuación, hacemos los cortes pertinentes para que se hagan por dentro, atravesando la piel sin llegar al fondo de su carne.

Una vez estén listas, pondremos a precalentar el horno, por arriba y por abajo, a 180 °C, y durante 15 minutos. Dedicaremos ese margen de tiempo para poner las castañas en remojo y, cuando el horno ya esté listo, procederemos a escurrirlas, sin necesidad de secarlas del todo.

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Carlota Acuña

Una sola capa

Las envolveremos en papel de aluminio en grupos de 20-30 unidades, asegurándonos de que formen una sola capa, compacta, y dejando espacio para que el papel se infle cuando se estén haciendo. Colocamos los diferentes bloques sobre una bandeja de horno, dejando cocinar durante media hora. Transcurrido ese tiempo, haremos las comprobaciones pertinentes, ayudándonos de un palito o tenedor para perforar el papel de aluminio y comprobar si están a nuestro gusto.

Si bien con esta técnica conseguiremos unas castañas tiernas y jugosas, podemos darle un último toque en un fuego medio-alto en la sartén, con vistas a darles una textura más crujiente. Por último, las envolveremos en un trapo durante diez minutos, asegurándonos de pelarlas cuando aún estén calientes.