Todas las claves para evitar que la artrosis te reste calidad de vida
No se puede prevenir, pero sí frenar su progresión. Adoptar una dieta antiinflamatoria, junto con un estilo de vida activo y el control del peso, puede ayudar a reducir los síntomas de la artrosis y a mejorar tu día a día
La artrosis es una de las enfermedades reumáticas más frecuentes en España. Según el último estudio EPISER, realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), afecta aproximadamente al 29% de la población mayor de 40 años, lo que la convierte en una de las principales causas de dolor y discapacidad en personas mayores.
Aunque tradicionalmente relacionamos esta enfermedad con el desgaste del cartílago, hay que saber que “también afecta a otras estructuras de la articulación, como los huesos, ligamentos y membranas sinoviales, lo que provoca dolor, rigidez y pérdida de movilidad”, explica el doctor Manuel Romero Jurado, jefe de servicio de Reumatología del Hospital Quirónsalud Córdoba y elegido como uno de los Mejores Médicos de España 2024 en su especialidad.
También es habitual que identifiquemos la artrosis con personas de edad avanzada. En este sentido, el experto aclara que, “aunque es más común a partir de los 50 años, factores como el sobrepeso, las lesiones articulares previas o ciertas ocupaciones que implican movimientos repetitivos pueden hacer que se manifieste a edades más tempranas”.
Con respecto a los grupos de población más afectados, se sabe que se trata de una enfermedad más común en mujeres, especialmente tras la menopausia. Así, el estudio EPISER destaca que, después de los 50 años, la prevalencia en mujeres es notablemente mayor que en hombres. Las articulaciones más comúnmente afectadas son las rodillas, las manos y la cadera, siendo la artrosis de rodilla la que más impacta en la calidad de vida y movilidad.
Los primeros síntomas
“Los primeros síntomas de la artrosis pueden ser sutiles, pero es importante reconocerlos para consultar a tiempo con un reumatólogo y evitar la progresión de la enfermedad”, señala el especialista, que nos detalla cuáles son los más comunes:
- Dolor articular: es el síntoma más característico y suele aparecer con el uso de la articulación afectada (por ejemplo, caminar o subir escaleras en el caso de la rodilla). El dolor suele mejorar con el reposo, pero en fases avanzadas puede presentarse incluso en reposo o durante la noche.
- Rigidez articular: se manifiesta especialmente después de periodos de inactividad, como al despertar por la mañana o tras estar sentado durante mucho tiempo. Esta rigidez suele durar menos de 30 minutos y mejora con el movimiento.
- Pérdida de movilidad: a medida que avanza la artrosis, puede resultar más difícil mover la articulación afectada con normalidad. Esto puede afectar actividades cotidianas como agacharse, subir escaleras o abrir frascos en caso de que las manos estén afectadas.
- Deformidad articular: en fases más avanzadas, pueden aparecer deformidades visibles en las articulaciones, especialmente en las manos, con nódulos en los dedos (nódulos de Heberden y Bouchard).
- Sensación de roce o crujido: algunas personas refieren una sensación de "roce" o "crujido" cuando mueven la articulación afectada, lo que es indicativo del desgaste del cartílago articular.
“Si se experimenta alguno de estos síntomas, es recomendable acudir a un especialista, porque un diagnóstico temprano y el inicio del tratamiento pueden mejorar significativamente la calidad de vida, ralentizar el avance de la enfermedad y evitar complicaciones futuras”, recomienda el doctor Romero Jurado.
Cómo se diagnostica la artrosis
“El diagnóstico de la artrosis se basa en una combinación de la historia clínica, la exploración física, y pruebas complementarias. Hoy en día, los especialistas en Reumatología empleamos varias herramientas para confirmar el diagnóstico”, señala el experto.
Historia clínica: el reumatólogo debe evaluar los síntomas del paciente, como el dolor articular, la rigidez y la pérdida de movilidad. También se tendrá en cuenta la edad, el género y factores de riesgo, como el sobrepeso, lesiones previas o la predisposición genética. Un síntoma clave es el dolor mecánico (que empeora con el uso de la articulación y mejora con el reposo).
Exploración física: durante la consulta, “se evalúa la movilidad de las articulaciones afectadas, la presencia de deformidades o nódulos, y los signos de inflamación. También se buscan señales de crepitación (un sonido o sensación de roce) al mover las articulaciones.
Radiografías: la radiografía es la prueba de imagen más común para confirmar el diagnóstico. “Pueden mostrar reducción del espacio articular (debido al desgaste del cartílago), osteofitos (formación de hueso nuevo), esclerosis subcondral (endurecimiento del hueso bajo el cartílago), y quistes óseos. Estos son los clásicos de la artrosis”.
Ecografía: hoy en día, se utiliza cada vez más la ecografía para evaluar las articulaciones, especialmente en las fases iniciales de la enfermedad. “Muchos reumatólogos contamos ya con esta herramienta en nuestra consulta, y nos permite visualizar tanto el cartílago como la inflamación sinovial y los derrames articulares”.
Resonancia Magnética (RM): aunque no es una prueba rutinaria para todos los casos, puede ser útil en situaciones complejas o cuando las radiografías no muestran suficiente información. “La RM proporciona una imagen más detallada del cartílago, los meniscos y los ligamentos, además de ayudar a detectar cambios en fases más tempranas”.
Análisis de sangre: a pesar de que no existe un análisis de sangre específico para la artrosis, se pueden solicitar estudios para descartar otras enfermedades, como la artritis reumatoide. “Los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) o la velocidad de sedimentación globular (VSG) pueden estar elevados en otras patologías inflamatorias, pero suelen ser normales en la artrosis”.
Hábitos de vida para frenar la artrosis
No siempre puede prevenirse, pero sí es posible reducir el riesgo de desarrollarla o frenar su progresión con ciertos hábitos saludables. El doctor Moreno Jurado da las siguientes claves para el día a día y explica el papel fundamental del ejercicio y de la alimentación.
- Mantener un peso saludable: el sobrepeso es “uno de los principales factores de riesgo para la artrosis, especialmente en las articulaciones como las rodillas y las caderas. Perder incluso un pequeño porcentaje de grasa puede reducir significativamente la carga en las articulaciones y aliviar el dolor en personas con artrosis”.
- Hacer ejercicio regular: aunque parezca contradictorio, el ejercicio es uno de los pilares más importantes en el tratamiento de la artrosis. La inactividad o el sedentarismo pueden empeorar la rigidez articular, disminuir la fuerza muscular y aumentar el dolor. “El ejercicio de bajo impacto como caminar, nadar o montar en bicicleta ayuda a fortalecer los músculos que rodean las articulaciones, mejorando la estabilidad y reduciendo el desgaste articular”. También mantiene la flexibilidad y ayuda a controlar el peso.
- Evitar lesiones articulares: proteger las articulaciones de sobrecargas o movimientos repetitivos puede ayudar a “prevenir el desgaste prematuro del cartílago. Si ya has sufrido alguna lesión articular, es importante recibir un tratamiento adecuado para evitar secuelas”.
- Alimentación: puede influir tanto en la prevención como en el control de los síntomas de la artrosis, sobre todo si contribuye a mantener un peso saludable y a reducir la inflamación crónica. Se trata de “evitar azúcares refinados, procesados, grasas saturadas y trans, así como el exceso de sal”. Al mismo tiempo, el experto recomienda consumir “frutas y verduras frescas, pescados ricos en Omega-3, aceite de oliva virgen extra y frutos secos y semillas”.
En resumen, seguir un estilo de vida saludable que incluya actividad regular, una alimentación equilibrada y un peso adecuado -además de mejorar la salud general-, puede contribuir a frenar el avance de la artrosis y sus complicaciones.
El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Quirónsalud Córdoba.
La artrosis es una de las enfermedades reumáticas más frecuentes en España. Según el último estudio EPISER, realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), afecta aproximadamente al 29% de la población mayor de 40 años, lo que la convierte en una de las principales causas de dolor y discapacidad en personas mayores.