Esta es la principal razón por la que nunca podrás volar sobre la Antártida

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Viajar en avión puede ser una experiencia realmente interesante. Asomarte por la ventanilla y observar las nubes por debajo, además del horizonte donde la tierra y el mar llegan a perderse de nuestra vista, es algo digno de apreciar. Sobrevolar algunos puntos del globo terráqueo puede convertirse en una experiencia realmente satisfactoria. Sin embargo, en otros puntos, hacerlo realidad puede llegar a ser realmente complicado.

La Antártida es un continente fascinante y místico a partes iguales. Por lo que es normal que muchos pasajeros sientan curiosidad sobre saber qué se siente al cruzar sus cielos a bordo de un avión comercial. Sin embargo, los pilotos que suelen recorrer rutas próximas a este tratan de evitar sobrevolarlo por diversos motivos, prefiriendo realizar viajes más largos, como puede ser dirigirse a Australia desde Sudamérica.

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Una de las principales razones por las que esto ocurre es por mantener la seguridad en los vuelos. La Organización de Aviación Civil Internacional estableció una norma en la que los aviones bimotor solo pueden recorrer trayectos a una distancia máxima de 60 minutos de un aeropuerto. Dicha regla se estableció en la década de los 50, en la que los aviones no eran tan fiables como en la actualidad, ya que los motores fallaban con más frecuencia.

Condiciones extremas

Esta es la razón principal por la que solo ciertas aeronaves autorizadas pueden realizar vuelos de alta distancia que sobrevuelen ciertas superficies, como océanos, desiertos y, en este caso, localizaciones polares. Es por ello que la Antártida, al ser un continente totalmente helado, entra dentro de estas áreas específicas.

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Y es que otro de los motivos por los que se trata de evitar este tipo de escenarios es por las temperaturas extremadamente bajas. El clima de esta zona puede verse reducido hasta los -70 ºC. Los aviones, al verse sometidos a dichas condiciones climatológicas, disminuyen su rendimiento, concretamente las partes del motor y los sistemas hidráulicos. Por otro lado, la temperatura a la que el combustible comienza a congelarse se encuentra entre los -40 ºC y los -50 ºC.

Por otro lado, en la Antártida son bastante comunes fenómenos naturales como las intensas rachas de viento y el surgimiento de tormentas de nieve, lo que aumenta de manera notable el riesgo de accidente. Además, en el caso de tener que realizar un aterrizaje de emergencia en la superficie, el extremo clima que representa al paraje puede suponer un problema grave a la hora de mantener a los pasajeros a salvo.