Los Pinzón y su trastienda: tres hermanos a los que la historia reclamó para la gloria
La historia de los hermanos Pinzón, que nacieron en el seno de una familia adinerada en Palos de la Frontera es también historia de España. Cada uno de ellos jugó un papel clave en nuestro país
"La Iglesia dice que la Tierra es plana, pero yo sé que es redonda, porque vi su sombra en la Luna. Y tengo más fe en una sombra que en la Iglesia".
Fernando de Magallanes.
Más allá de la grandeza del colosal descubrimiento para la Corona española, los meritorios esfuerzos de Isabel la Católica y las aportaciones de la "civilización" en el escenario que se presentaba, es necesario poner en valor algunos aspectos previos a aquel increíble acontecimiento. Era el final del siglo XV cuando sucedieron estos hechos.
En el perímetro circundante a la costa onubense, tres hermanos bien avenidos, los Pinzón, navegaban habitualmente en sus pataches o esquifes, ora traficando, ora comerciando. Las fronteras morales eran muy delgadas en aquella época, y hay algunos aspectos de sus correrías por el Mediterráneo y la costa oeste africana (llegaron a Guinea) algo cuestionables, pues le "levantaron" al mismísimo Papa la cartografía confidencial, pero eso queda en la niebla de la historia.
Hijos de una adinerada familia de Palos de la Frontera, se criaron nadando, buceando, pescando o comerciando. Todo bien, rutinario, hasta cierto punto monótono si cabe, hasta el momento en que la historia los reclamó para la gloria.
Una larga historia, pese a su temprana muerte
Martín Alonso era el primogénito, su muerte prematura en 1493 afectó grandemente a la comunidad local, convocando una multitud milenaria en su entierro en La Rábida tras su vuelta del primer viaje de Colón. Fue un golpe inesperado para uno de los héroes de aquella famosa expedición. Pero lo más llamativo fue la enorme presencia en la comitiva de marinos que habían estado a sus órdenes a lo largo del tiempo.
Como capitán de las embarcaciones que dirigió, generaba enorme confianza entre los hombres enrolados por su buen trato, las enseñanzas que transmitía y los pagos puntuales. Este Pinzón dejó una jugosa suma de dinero para el cuidado de su hija Leonor, quien era la gran preocupación del famoso marino. Leonor, una de cinco hijos, permaneció soltera debido a una epilepsia (en aquel tiempo llamada 'gota coral'), en contraste con sus hermanos.
Puesto en contacto por el fraile Juan Pérez de la comunidad de La Rábida, según las crónicas de Bartolomé de las Casas, se cree que el mayor de los Pinzón y Colón se conocieron hacia junio de 1492. Esta gestión derivó en un acuerdo verbal para promover la expedición atlántica. Según los criterios de la época y prevalentes en el gremio de los navegantes, los beneficios serían a partes iguales, basándose en el porcentaje vinculado a la valoración de la inversión previa por ambas partes.
Martín Alonso complementó el dinero que le faltaba a Cristóbal Colón y las tripulaciones, además de aportar dos carabelas. El genovés ofrecía una abundante y creíble cartografía, los necesarios permisos reales con el visto bueno de la Corona y tres quintas partes de la financiación. En este punto es necesario recordar que Colón venía rebotado de hacer varias ofertas a los reyes de Francia y Portugal, por lo que podemos deducir que se le apareció la virgen en todo su esplendor, y eso que era un agnóstico convicto y confeso, a pesar de que se hacía pasar por un creyente contumaz.
Claves en la historia de España
Vicente Yáñez (1461-1515) capitaneó La Niña, mientras que el hermano pequeño, Francisco Martín (1445-1502), nublado por el oficio y las tablas de sus hermanos mayores, ejerció de maestre en la carabela Alonso, cumpliendo perfectamente con las competencias que se le adjudicaron.
Sobre las embarcaciones, solo cabe decir que cumplieron sin contratiempos (antes de la salida de Palos de la Frontera) con las expectativas depositadas en ellas. La Pinta, en particular, era una carabela de diseño nórdico con un velamen simple. El mayor y el trinquete iban aparejados con una enorme vela cuadrada, mientras que el palo de popa o de mesana portaba una vela latina. La esmerada solidez de la construcción y el grueso de las cuadernas hacían de La Pinta una nave muy velera.
Vicente Yáñez está considerado historiográficamente como el primer europeo en descubrir Brasil
Vicente Yáñez fue el capitán de La Niña. Desde los 13 años, cuando comenzó su carrera como grumete, no había parado ni un segundo. Tripuló la carabela colombina y, a día de hoy, está considerado historiográficamente como el primer europeo en descubrir Brasil, pues en su día organizó una expedición financiada con sus recursos a las costas americanas (1499-1500), rebasando el Ecuador y llegando a la desembocadura del río Amazonas.
Este descubrimiento, como es sabido, fue posteriormente malogrado por el desastroso Tratado de Tordesillas, que, por temas de mediciones erróneas, obligó a la Corona de Castilla a renunciar a aquella formidable extensión de tierra. Las cláusulas inherentes a las políticas de proyección exterior competían con las aspiraciones de nuestros hermanos lusos, que luchaban por dominar el vasto océano Atlántico y las costas de África. También cabe recordar que el Tratado previo de Alcáçovas (1479) ya había erosionado las expectativas de Castilla en lo concerniente a su alcance transoceánico. Los portugueses de tontos no tenían un pelo; compraban en MediaMarkt.
En el caso del menor de los Pinzón, Francisco Martín, participó en muchos de los viajes del descubrimiento al servicio de la Corona, aunque él era más mediterráneo que atlántico.
Con frecuencia, lo acontecido en la tramoya de la historia sucumbe en el entreverado de los honores adjudicados a los grandes o más relevantes. Loas y parabienes se añaden a quienes dirigieron aquellos actos o apuestas de calibre, pero tras ellos hay una base de anónimos que quedan sepultados en el silencio. Nadie duda del tesón del hijo de aquel tabernero genovés de humildes orígenes que firmó la génesis de un visionario que cambió la idea del mundo conocido y formuló, de facto, la primera globalización.
Una reina inspirada o, quizás, desesperada ante la insistencia de aquel marino aéreo de pobladas fantasías abrió las puertas de un mundo nuevo, donde los protagonistas principales harían sombra a los secundarios. La más importante odisea de la historia estaba por llegar. Desde Palos de la Frontera, tres naos y carabelas de alto bordo se perdieron en el horizonte atlántico, impulsadas por los amables vientos alisios; lo que después sucedió es historia con mayúsculas. La humanidad cambió desde aquel 12 de octubre.
"La Iglesia dice que la Tierra es plana, pero yo sé que es redonda, porque vi su sombra en la Luna. Y tengo más fe en una sombra que en la Iglesia".