¿Cuánto sobreproteges a tus hijos? De los padres 'helicóptero' a los padres 'corral'
Repasamos la historia de estos modelos de crianza y por qué lo mejor es educar a tus hijos bajo un modelo de autoridad, pero nunca totalitario o demasiado pasivo
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Imagina que ves a dos niños de diez y seis años cruzando una acera de peatones por el centro de tu ciudad. Probablemente, a no ser que su aspecto esté descuidado, no harías ni dirías nada. ¿Dónde están sus padres?, te preguntarías, como mucho. Otros, en cambio, interpelarían a los pequeños para saber dónde están sus progenitores o qué hacen ahí solos. Otra posible reacción sería llamar a la policía.
Precisamente esta es la decisión que tomó un viandante de Maryland, en Estados Unidos, cuando descubrió a dos niños de esta edad andando por una carretera llena de tráfico en 2015. La historia la cuenta la revista New Yorker. "Un espectador alertó a la policía y los agentes recogieron a los niños, los llevaron a su casa en un coche patrulla y abroncaron a su padre, Alexander Meitiv, un físico de los Institutos Nacionales de Salud. En menos de una hora, llegaron cinco coches patrulla".
Meitiv alegó que no había pasado nada, que simplemente dejó a los niños solos en un parque cercano, sabiendo que regresarían ellos solos andando. Luego, se descubrió que tanto él como su esposa eran seguidores de la doctrina 'free-range kids', un modelo de crianza basado en supervisar lo más mínimo a sus hijos. Traducido en nuestro idioma, a esta corriente se la conoce como padres o madres 'de corral', reaccionando contra lo que serían los padres o madres 'helicóptero', los cuales se caracterizan por establecer un férreo control y vigilancia a los hijos durante su tiempo libre.
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Los padres o madres 'de corral' fueron la evolución directa de esos 'free-range kids', que tuvieron una gran aceptación en Estados Unidos desde que su fundadora, Lenore Skenazy, se hizo muy famosa tras publicar un best-seller y conducir un programa titulado irónicamente La peor mamá del mundo (World's Worst Mom por su título en inglés). Si reparamos en su página web, leeremos el lema: "¡Los niños merecen un poco de tiempo sin supervisión!". Este movimiento no deja de ser una reacción a la de los padres 'helicóptero', los cuales vienen definidos por todo lo contrario, es decir, no dejar nunca solos a tus hijos.
Estos sobrenombres son una manera fácil y divertida de adentrarse en los estándares de los modelos de crianza que podríamos dividir en cuatro tipos: el totalitario (exigentes y controladores, los que vendrían a ser 'helicóptero'), el permisivo (poco estrictos y sin normas), el pasivo (aquellos que directamente descuidan todo lo relativo a la educación del pequeño) o el de autoridad (los que ponen una serie de expectativas realistas y saben generar un sentido positivo de responsabilidad individual y autonomía bajo un razonamiento claro). Sin duda, el mejor o más recomendable sería este último.
Los padres 'tigre'
Habría otra modalidad dentro de los padres 'helicóptero' que sería el padre 'tigre', cuya mezcla puede resultar explosiva para la educación del pequeño. Los padres o madres 'tigre' no solo establecen una dura supervisión del hijo, sino que también intentan inculcarles una idea fija del éxito, que normalmente desemboca en una obsesión malsana para que destaque frente al resto, sobre todo en el apartado académico.
"El secreto de la crianza 'tigre' reside en la disposición de los padres a pagar un coste emocional mucho mayor"
"Los padres 'tigres' quieren que sus hijos sean felices, pero creen firmemente que la felicidad reside en logros académicos e intelectuales, que a su vez están vinculados con el prestigio y la estabilidad financiera", afirma Louis Li, diplomada en informática de la Universidad de Harvard, quien ha narrado su experiencia en la revista Aeon como sujeto que ha sufrido en sus propias carnes el haber tenido un modelo de crianza 'tigre'. Su punto de vista es interesante, porque refrenda el marcado carácter cultural y generacional de este tipo de control paterno. "A menudo existe un elemento de movilidad social, los padres desean que el hijo aproveche oportunidades que no estaban presentes en su infancia".
Lo más recomendable seguirá siendo educar a tus hijos bajo una idea de autoridad equilibrada que les confiera la responsabilidad y autonomía
Li, al ser hijo de inmigrantes chinos en Estados Unidos, admite haber sufrido la presión de sus padres por destacar en la escuela o la universidad, lamentándose de que privilegiaran su propia noción del éxito antes que su propia felicidad o la del hijo. Porque no solo es el hijo quien sufre, sino también los padres al desechar poder pasar tiempo de calidad con ellos en pos de que se centren en los estudios. "El secreto de la crianza 'tigre' reside en la disposición de los padres a pagar un coste emocional mucho mayor que muchos no estarían dispuestos a pagar", señala. "Es una de las características principales de los padres 'tigre': están dispuestos a cambiar el éxito por el amor".
Obviamente, en la crianza no hay verdades absolutas ni tampoco una ciencia rigurosa que aplicar. La mayoría de los padres se mueven por la pura experimentación, por lo que es frecuente que muchos de ellos acaben proyectando parte de sus malas experiencias e inseguridades en sus hijos. Si en su día ellos tuvieron mucho que luchar para llegar donde están ahora (el caso de Li y de tantas familias de inmigrantes), es lógico y normal que pongan demasiadas expectativas en sus hijos y les apremien para alcanzar una buena posición social, al menos similar a la que tanto les costó conseguir a ellos. Sin embargo, lo más recomendable seguirá siendo educar a tus hijos bajo una idea de autoridad equilibrada que les confiera la responsabilidad y autonomía suficientes como para elegir su propia definición del éxito.
Imagina que ves a dos niños de diez y seis años cruzando una acera de peatones por el centro de tu ciudad. Probablemente, a no ser que su aspecto esté descuidado, no harías ni dirías nada. ¿Dónde están sus padres?, te preguntarías, como mucho. Otros, en cambio, interpelarían a los pequeños para saber dónde están sus progenitores o qué hacen ahí solos. Otra posible reacción sería llamar a la policía.