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Qué significa mover las manos al hablar, según la psicología
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LENGUAJE NO VERBAL

Qué significa mover las manos al hablar, según la psicología

La relación entre las manos y la boca se remonta a nuestra versión más primitiva y es determinante en nuestra manera de comunicarnos

Foto: Las manos dicen mucho de nosotros. (Freepik)
Las manos dicen mucho de nosotros. (Freepik)

El lenguaje corporal resulta de vital importancia a la hora de desenvolverse socialmente, y no son pocos los cursos que enseñan cómo sacarle partido a esta comunicación no verbal para conseguir, así, un impacto mayor en nuestro interlocutor. Gestos como tocarse la nariz, cruzar los brazos, o agachar la cabeza, pueden decir más de nosotros de lo que creemos y, en ocasiones, pueden incluso proyectar una imagen que no nos conviene.

De entre todos ellos, el más habitual tiene que ver con el uso que hacemos de nuestras manos debido a sus numerosas posibilidades para la comunicación no verbal. Su relación con el lenguaje se remonta a la primitiva relación oral que nuestros antepasados establecían entre la boca y el alimento que consumían con sus propias manos. “Cuando las manos tomaban la comida, la boca estaba preparada para recibirla. Así que si agarrabas algo grande, tu boca sabía que tenía que abrirse de par en par, y si era pequeño, no tanto”, explica Gillian Forester, psicóloga evolutiva y del desarrollo de la Escuela Birkbeck, de la Universidad de Londres.

Foto: La princesa Leonor junto a su padre durante el acto de entrega del despacho de alférez. (EFE/Javier Cebollada)

Una relación estrecha

Ese vínculo entre las manos y la boca persistió con el paso del tiempo en nuestra manera de comunicarnos, ya que, según Forester, “las partes que controlan las manos y la boca están altamente superpuestas”. Esta interconexión explica que, cuando estamos desempeñando alguna tarea manual, en ocasiones nuestra boca se mueve sin que nos demos cuenta, haciendo pequeñas muecas o sacando la lengua.

Organizar nuestros pensamientos

Asimismo, esta relación no necesariamente está influida por el hecho mismo de causar un efecto en nuestro interlocutor, ya que también es recurrente cuando mantenemos una conversación por teléfono estando solos. Susan Goldin-Meadow, del Departamento de Psicología y Desarrollo Humano Comparado de la Universidad de Chicago, indica que esto solo es raro “si crees que la única función que tiene el gesto es transmitirle información a otra persona. Si sabes que, además de transmitir información, también te ayuda a organizar tus propios pensamientos, entonces no es raro”.

De igual modo, es frecuente encontrar esta forma gestual de comunicarse en personas ciegas y que, de manera natural, utilizan sus manos cuando se expresan. “Tenemos datos sobre personas que han sido ciegas desde su nacimiento que hacen gestos cuando hablan: nunca han visto a nadie mover las manos y, sin embargo, cuando hablan, gesticulan”.

Tipos de gestos:

  • Emblemáticos: no responden a un impulso inconsciente, sino a un significado establecido culturalmente, como ponerse la mano en el pecho cuando suena el himno nacional, o levantar el dedo pulgar hacia arriba para indicar que todo está bien.
  • Icónicos: son aquellos que empleamos para enriquecer nuestro discurso, darle énfasis a nuestras palabras o para referirnos a las dimensiones de algo. Este tipo nos ayuda también a ordenar nuestros pensamientos a medida que hablamos.
  • Rítmicos: Estos nos permiten marcar la cadencia de nuestro discurso, dando énfasis a algunas palabras y jugando con los tiempos.
Foto: Fuente: iStock.

Sin embargo, Goldin-Meadow añade que los gestos icónicos pueden no resultar tan espontáneos como se creía, ya que no siempre concuerdan con el mensaje verbal, siendo poco concluyentes para dilucidar si aluden a lo que alguien está pensando realmente. “Al hablar de un objeto alto, harías el gesto para mostrar que es alto, pero a veces vemos otros gestos”, concluye la experta.

El lenguaje corporal resulta de vital importancia a la hora de desenvolverse socialmente, y no son pocos los cursos que enseñan cómo sacarle partido a esta comunicación no verbal para conseguir, así, un impacto mayor en nuestro interlocutor. Gestos como tocarse la nariz, cruzar los brazos, o agachar la cabeza, pueden decir más de nosotros de lo que creemos y, en ocasiones, pueden incluso proyectar una imagen que no nos conviene.

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