Adiós a la suciedad de tus peines gracias a estos sencillos (y efectivos) trucos de limpieza
Solemos utilizar este utensilio de manera diaria para cuidar y acicalar nuestro cabello. Sin embargo, esto se traduce en una acumulación de suciedad que puede interferir en su función.
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Una de las herramientas estéticas que utilizamos de manera diaria antes de salir de casa es el peine. Debido a este constante uso, suele acumular una gran cantidad de suciedad, fruto de los restos de cabello que se van aglutinando sobre su superficie, además de diversos productos que se aplican sobre este para recomponer su fortaleza y que se mantenga en buen estado.
Sin embargo, debemos estar atentos a su cuidado y limpieza. Si dejamos que los residuos se acumulen en sus púas, es posible que, con el paso del tiempo, dejen de cumplir su función acicaladora de manera correcta, dando pie a pensar que el desgaste les ha pasado factura y nos deshagamos de ellos.
No obstante, existen diferentes trucos de limpieza para aquellos que quieran darles una segunda vida a sus peines. Para realizarlo no hará falta recurrir a productos caros ni complejos de conseguir. Tan solo emplearemos ingredientes caseros que podemos encontrar en cualquier hogar, lo que nos permitirá ahorrar en el proceso.
Peine renovado
Para empezar, lo primero que debemos hacer para que nuestro peine disponga de un aspecto renovado es retirar los pelos más superficiales de entre sus púas. Si no podemos hacerlo fácilmente con nuestras manos, nos ayudaremos de unas pinzas para poder coger estos y desprenderlos del utensilio. De esta forma, la parte de suciedad más llamativa quedará totalmente eliminada.
Tras ello, llegará el momento de realizar la limpieza más profunda del peine. Para ello emplearemos nuestro champú habitual, rociando una pequeña cantidad sobre la parte de sus púas y la frotaremos sobre su superficie mediante un trapo húmedo. La espuma generada se encargará de eliminar cualquier rastro de suciedad y aceites.
Por otro lado, los peines suelen acumular cierto grado de residuos por la parte del mango, ya que al ubicarse generalmente en el baño entran en contacto con todo tipo de productos y sustancias que pueden dejarlos pegajosos. Para ello aplicaremos también unas gotas de champú y repetiremos el mismo proceso que con las púas. Tan solo quedará enjuagarlo con agua y secarlo para que, de esta forma, nuestro peine vuelva a servirnos como el primer día.
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