Adiós a las manchas de aceite: el sencillo truco de la OCU para limpiar la 'airfryer' y dejarla como nueva

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En los últimos años, las freidoras de aire o airfryers se han convertido en electrodomésticos imprescindibles en muchos hogares españoles. Su capacidad para cocinar alimentos de manera más saludable, sin la necesidad de sumergirlos en aceite, la ha hecho muy popular entre quienes buscan cuidar su dieta sin renunciar al placer de la comida frita. Sin embargo, para mantener la airfryer en óptimas condiciones, es fundamental limpiarla regularmente. Y por ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha compartido un truco sencillo y eficaz para dejar este aparato como nuevo, sin complicaciones ni productos agresivos.

Mantener la airfryer limpia no solo garantiza que las comidas sean más saludables y sabrosas, sino que también es crucial para la seguridad del aparato y su correcto funcionamiento. El uso frecuente puede llevar a la acumulación de grasa y restos de alimentos en su interior, lo que podría afectar a la vida de los electrodomésticos.

La OCU ha subrayado que, aunque las airfryers han demostrado ser seguras en el análisis que han llevado a cabo recientemente, es esencial mantener una limpieza adecuada para evitar cualquier problema en la cocina.

La clave para una limpieza efectiva es la regularidad. Según han detallado desde la OCU, la airfryer debería limpiarse después de cada uso o, como mínimo, con la suficiente frecuencia para evitar que la grasa y los residuos se adhieran y se conviertan en un problema difícil de solucionar.

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Y en cuanto a la forma de limpiarla, la OCU ha compartido un método de limpieza en tres sencillos pasos que no solo es fácil de seguir, sino que también asegura que la airfryer quede impecable y lista para su próximo uso.

Antes de comenzar la limpieza, hay que asegurarse de que la airfryer esté desenchufada y completamente fría. Luego, habría que retirar todas las partes desmontables, como el cestillo y la bandeja. Es importante consultar el manual del fabricante, ya que algunas piezas pueden ser aptas para el lavavajillas, pero otras deben lavarse a mano. De este modo, se evitará que se dañe el aparato o sus componentes.

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La resistencia es una de las partes que más grasa puede acumular con el paso del tiempo. Para limpiarla, lo ideal es utilizar una esponja o un paño humedecido con agua caliente. En caso de encontrar grasa incrustada, la OCU recomienda un truco infalible: aplicar una mezcla de agua y bicarbonato sódico sobre la superficie, dejarla actuar durante 15 minutos y luego enjuagar con agua caliente. Este paso también puede aplicarse al resto del interior de la airfryer para eliminar cualquier rastro de suciedad o malos olores.

Después de limpiar todas las partes, es esencial asegurarse de que estén completamente secas antes de volver a montar la airfryer. Esto evitará la formación de moho o la acumulación de humedad en el interior del aparato, lo que podría afectar su funcionamiento a largo plazo.

La clave: no usar productos abrasivos

Una de las recomendaciones más importantes que ha trasladado la OCU es evitar el uso de productos de limpieza agresivos o abrasivos en la airfryer. Estos pueden dañar las superficies internas y externas del aparato, reduciendo su vida útil. En lugar de eso, un simple paño con agua caliente y un poco de jabón de lavavajillas es más que suficiente para mantenerla en perfectas condiciones. Para las manchas más rebeldes, el bicarbonato sódico es un aliado eficaz y seguro.

Además, para los que utilizan papel cebolla o moldes de horno para evitar que el cestillo se ensucie, la OCU aconseja cambiarlos con frecuencia. Estos materiales pueden absorber grasa y residuos que, con el tiempo, podrían llegar a prenderse si se alcanzan temperaturas muy altas, lo que comprometería tanto la seguridad del aparato como la calidad de los alimentos cocinados.