Este psicólogo te explica qué hacer cuando tus hijos te hacen perder los nervios en vacaciones
Las vacaciones veraniegas con niños pueden ser un desafío emocional, requiriendo paciencia y estrategias para gestionar la convivencia
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Durante el verano, la ausencia de clases puede dejar a los niños sin los estímulos mentales y físicos que suelen recibir en el colegio, lo que puede llevar a un exceso de tiempo libre sin una estructura adecuada. Esto aumenta la importancia de que los padres ofrezcan actividades que mantengan a los niños activos y mentalmente estimulados, promoviendo un equilibrio entre el descanso y el aprendizaje.
A esto hay que sumarle los viajes familiares que, aunque se presentan como un período de relajación y disfrute, pueden transformarse en un auténtico desafío emocional, especialmente cuando los niños pierden los estribos. Para poder afrontar estas situaciones de enfados y pataletas con inteligencia emocional, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao ofrece, en un vídeo de Instagram, cuatro consejos para lograr mantener la calma en vacaciones.
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Bilbao subraya que, si los padres no son capaces de conservar la tranquilidad cuando sus hijos se frustran o se enojan, es poco probable que los menores puedan hacerlo. “Si no puedes mantener la calma cuando tus hijos se frustran o se enfadan, no esperes que ellos lo logren”, explica el especialista, recordando la importancia de ser un modelo a seguir en la gestión de las emociones.
Los niños son niños
Es crucial recordar que los niños, en muchas ocasiones, actúan de manera acorde a su edad. “Van a actuar como niños porque son niños”, indica el psicólogo, instando a los padres a ajustar sus expectativas y a no exigir comportamientos que, debido a la edad de los menores, son difíciles de alcanzar.
Gestión emocional en familia
El especialista también hace hincapié en que la clave no reside en evitar el enojo o en ocultar la frustración, sino en demostrar cómo se pueden gestionar estas emociones sin perder los nervios. “La clave no es no enojarse o no demostrar nuestra frustración, sino mostrar cómo podemos enojarnos y estar frustrados sin perder los estribos”, señala. Este enfoque permite a los padres educar a sus hijos en la regulación emocional de una manera práctica y realista.
El último punto importante es evitar sumarse al caos emocional del niño cuando este atraviesa un problema. “Cuando un niño tiene un problema, aunque sea emocional, lo que necesita es que le ayuden a resolverlo, no es que te unas a su caos”, recomienda el psicólogo. En estas situaciones, los padres deben mantener la serenidad y ofrecer el apoyo necesario para que los niños aprendan a resolver sus conflictos de forma constructiva, fomentando así su capacidad de afrontamiento.
A pesar de todos estos consejos, el experto reconoce que habrá momentos en los que los padres no lograrán comprender el comportamiento de sus hijos y se sentirán abrumados. “No te sientas culpable, esto le pasa a todos los padres”, concluye, ofreciendo un toque de empatía y comprensión hacia aquellos que se enfrentan a estos desafíos.
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Durante el verano, la ausencia de clases puede dejar a los niños sin los estímulos mentales y físicos que suelen recibir en el colegio, lo que puede llevar a un exceso de tiempo libre sin una estructura adecuada. Esto aumenta la importancia de que los padres ofrezcan actividades que mantengan a los niños activos y mentalmente estimulados, promoviendo un equilibrio entre el descanso y el aprendizaje.