El pueblo medieval de España entre volcanes y poco conocido que tienes que visitar este verano

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El turismo rural se ha convertido en una de las actividades favoritas de los españoles. Durante los meses de verano, lo habitual es que la gran mayoría de ciudadanos de nuestro país se decanten por zonas de costa y playa para disfrutar del sol y las altas temperaturas junto al mar. Sin embargo, lo cierto es que cada vez son más los que se decantan por zonas de interior. De hecho, la ocupación de los alojamientos rurales se ha acercado en el mes de julio al 50%, siendo Asturias, Cantabria, Girona, Huesca, Barcelona, Navarra, Málaga, Ávila, Cádiz y Lleida los destinos favoritos de los españoles.

A la hora de viajar por España, existen muchas alternativas. Y es que si hay algo de lo que puede presumir nuestro país es de contar con un gran número de pueblos con mucho encanto que son imprescindibles visitar una vez en la vida. Es el caso, por ejemplo, de la localidad de Santa Pau, ubicada en Girona. Se trata de un encantador pueblo situado en la comarca de La Garrotxa que ya se ha convertido en todo un referente turístico de la región de Cataluña.

Miles de personas visitan cada año este municipio que se encuentra en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. A pesar de su belleza y valor histórico y patrimonial, el municipio de Santa Pau es poco conocido en el resto del país, por lo que no se encuentra muy masificado. Se trata de un pequeño pueblo de origen medieval cuyo núcleo histórico está muy bien conservado y en el que los visitantes pueden disfrutar de un espectacular paseo por sus calles empedradas y entre los edificios de época que se encuentran en el casco histórico.

Durante una visita a la localidad, hay varios emblemas que son imprescindibles de visitar. Uno de ellos es el propio Castillo de Santa Pau, uno de los grandes iconos por lo que es conocida la localidad. Se trata de una fortaleza del siglo XIII que ya se ha convertido en todo un referente del municipio. Sin embargo, durante una escapada a Santa Pau, este espectacular castillo no es lo único que hay que visitar sí o sí. La ciudad cuenta también con dos puntos turísticos de gran importancia: la iglesia de Santa María y la Plaza Mayor, que es también de estilo medieval.

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Jorge García González

El turismo ha ido cobrando poco a poco importancia en el municipio y, como consecuencia de su valor patrimonial, es ahora una de las principales fuentes de ingresos de la localidad. Sin embargo, la economía de la zona no solo se basa en el turismo, sino también en otras actividades muy importantes para la localidad, como la agricultura, predominando el cultivo de fesols (frijoles en catalán).

Santa Pau es un pequeño municipio de apenas 1.500 habitantes. Sin embargo, si hay algo por lo que se conoce a sus vecinos es por su carácter hogareño. Precisamente por este motivo, cualquier persona está invitada a disfrutar de las fiestas y tradiciones de la localidad. Las más importantes son las fiestas de Sant Antoni y las ferias locales que tienen lugar a lo largo del año.

Un municipio entre volcanes

Además, el municipio es ideal para los amantes del deporte y la naturaleza. Muchos senderistas acuden a Santa Pau por ser conocido como un lugar perfecto para hacer rutas de senderismo y ciclismo que atraviesan el Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. Durante estas rutas, los visitantes tienen la oportunidad no solo de disfrutar de panorámicas inigualables de la zona, sino también de la flora y la fauna de la comarca.

Otra de las particularidades de la localidad es que, aunque parezca mentira, se encuentra rodeada de antiguos volcanes que tuvieron fases eruptivas. Por ello, otros de los puntos que son imprescindibles visitar durante una escapada a la zona son el volcán de Santa Margarida o el volcán Croscat, de tipo estromboliano.

Además, el municipio es ideal para los amantes de la gastronomía. Además de destacar por la Denominación de Origen Protegida de las Judías de Santa Pau, la localidad es conocida los frijoles o fesols de Santa Pau, considerados de alto valor en la zona. Restaurantes como el Can Xel, el Masnou, La Francesa o Cal Fesol, que ofrecen lo mejor de la cocina local, son algunos de los mejor valorados de la zona.