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¿Y si tu tatarabuela sigue viva? Esto es lo que dice la teoría de la relatividad especial de Einstein
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En palabras de una física

¿Y si tu tatarabuela sigue viva? Esto es lo que dice la teoría de la relatividad especial de Einstein

Morir, vaya asunto intrincado en la propia vida para el que la ciencia sigue sin respuestas, a sabiendas de que en esa búsqueda, lo más ilógico podría ser la clave para entender la existencia misma

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La vida después de la muerte, ese asunto que nos mantiene hipnotizados en una conciencia sin frenos, tratando siempre de prolongarse: es decirlo y todo nuestro sistema nervioso entra en tensión con el pasado y con el futuro, con el presente al fin y al cabo. Los seres humanos somos curiosos por naturaleza, y a la naturaleza le encanta desafiarnos.

Ahora mismo, por ejemplo, dirías con toda rotundidad que estás leyendo este artículo, pero resulta que, en realidad, esa respuesta ya queda un poco en el pasado. ¿Qué es, al fin y al cabo, la realidad? Todo lo que experimentas, todo lo que ves, podríamos considerar. La cuestión es que "todo lo que experimentas, todo lo que ves, lo ves como era en una pequeña cantidad de tiempo en el pasado", detalla la científica Sabine Hossenfelder.

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Hossenfelder, que en la actualidad trabaja para el Centro de Filosofía Matemática de la Universidad de Múnich, en Alemania, lleva años intentando atravesar esos limbos de la lógica, o de lo que nos parece lógico, y hemos establecido como tal desde la ciencia misma. Pero, ¿y si existieran más respuestas, más posibilidades, más formas del tiempo? ¿Puede la gente estar viva después de muerta? No vamos a hablar de misticismo, sino del misterio mismo, y de cómo la ciencia sigue tras él.

Pasado o presente, es lo mismo

Hossenfelder iba un día en un taxi con un joven. Cuando le dijo que era física, él le preguntó: "Un chamán me dijo que mi abuela todavía está viva debido a la mecánica cuántica. ¿Es cierto?". La respuesta, desde luego, no cabía en lo que dura un trayecto en taxi. De hecho, de esta anécdota hace 20 años, cuenta en una entrevista para la BBC, y a día de hoy todavía resuena en su impulso por trabajar "en todas esas grandes preguntas que son difíciles de responder".

"Lo que Einstein nos enseñó es que no se puede hablar de la existencia de este momento presente sin reconocer también la existencia del pasado exactamente de la misma manera"

Según señala al citado medio, en aquel momento "realmente no sabía qué decir, porque la mecánica cuántica en sí no tiene mucho que ver con la vida después de la muerte, pero después de pensarlo un rato, llegué a la conclusión de que tampoco era completamente imposible". Al fin y al cabo, "lo que Einstein nos enseñó, aunque creo que fue una sorpresa para él mismo que esto fuera una consecuencia de su teoría, es que fundamentalmente no se puede hablar de la existencia de este momento presente sin reconocer también la existencia del pasado exactamente de la misma manera".

Pongamos que hay una persona parada en el andén de una estación, junto a una vía que imaginaremos recta; otra persona, en ese mismo momento, viaja en un tren que se mueve a velocidad constante a lo largo de dicha vía. De pronto, caen dos rayos, uno a cada lado de quien espera en el andén. Para esta persona, los rayos han caído a la vez; para quien los ha visto desde la ventanilla del tren en movimiento, uno ha caído antes que el otro. ¿Cómo puede ser? El tiempo, ay el tiempo.

Dos rayos, un tren

La situación figurativa la presentó Einstein en un intento de explicar a la sociedad y a la comunidad científica misma que la realidad podía ser, efectivamente, relativa. Reemplazó el espacio y el tiempo absolutos con nuevas definiciones que dependen del estado de movimiento de un observador, como explican desde Britannica. Ya por entonces, un experimento de Michelson-Morley había demostrado que la luz no obedece a la ley de adición de velocidades, por la que se entendía que la velocidad de la luz siempre era la misma, para todos sus observadores.

Pero Einstein vino a decir que uno ve el mundo en relación con su propio entorno, aunque eso conlleve diferencias de respuestas que parezcan contrarias al sentido común. En analogía, si el tren se mueve a la velocidad de la luz y un pasajero apunta con un láser en la misma dirección, entonces el sentido común indica que un observador en la vía debería ver la luz moviéndose a la suma de las dos velocidades, o el doble de la velocidad de la luz.

En otras palabras, si el tren pasa a medida que la luz emana de los rayos, la persona que viaja dentro los comprobará yendo hacia uno y alejándose del otro. Así, para esa persona, transcurrió tiempo entre los dos rayos, uno cayó antes que el otro.

El limbo de limbos

Esa imposibilidad de definir una noción del ahora en la que todos estemos de acuerdo se llama la "relatividad de la simultaneidad", apunta Hossenfelder. Para entenderla, Einstein dijo que "tenemos que tratar el tiempo como una dimensión". De ahí la entidad llamada espacio-tiempo. Como el limbo de limbos, siguiendo esa lógica, cualquier momento podría ser ahora para alguien, "incluyendo todos los momentos de tu pasado y de tu futuro". Vamos, que es ciertamente legítimo considerar que el pasado en el que la tatarabuela del chico está viva (incluso hoy, dos décadas después de la pregunta) "existe de la misma manera que nuestro presente".

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En sus libros y en sus redes, esta física investigadora explica que la lógica de todo esto no sostiene el cuerpo, sino que aborda lo que una persona es más allá de este: "Si lo piensas, cuando alguien muere, en cierto sentido sigue existiendo. Lo qué sucede es que toda la información que compuso su personalidad (las conexiones particulares de los átomos, las sinapsis en su cerebro y demás), se descompone, se desmorona. Pero sabemos, por la forma en la que funcionan las leyes fundamentales de la naturaleza, que esta información no es destruida. Lo único que sucede es que se difunde en correlaciones sutiles en los restos del cuerpo, se enreda con otras partículas, se dispersa por todo el planeta Tierra y, a largo plazo, en todo el universo".

Recuerda, eso sí, que se trata de la formulación de creencias, ideas y pensamientos particulares a los que a ella misma le cuesta encontrar un sentido intuitivo, aunque esa es su propio ánimo con su labor de científica. "Aunque la información que constituye a una persona ya no está en un solo lugar cuando muere, y por eso no podemos hablar con ella, quizás alguien descubrirá en algún momento cómo hacerlo". Mientras tanto, todo es una auténtica ilusión, incluso este artículo.

La vida después de la muerte, ese asunto que nos mantiene hipnotizados en una conciencia sin frenos, tratando siempre de prolongarse: es decirlo y todo nuestro sistema nervioso entra en tensión con el pasado y con el futuro, con el presente al fin y al cabo. Los seres humanos somos curiosos por naturaleza, y a la naturaleza le encanta desafiarnos.

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