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¿Pueden tus pensamientos negativos provocarte dolor físico?
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UNA EXPLICACIÓN PSICOSOCIAL

¿Pueden tus pensamientos negativos provocarte dolor físico?

Un nuevo estudio demuestra que ciertas molestias físicas, sobre todo las localizadas en la espalda, pueden originarse debido a una serie de factores externos estresantes

Foto: Fuente: iStock.
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Desde hace un tiempo, el dolor está concebido como una respuesta nerviosa del organismo no solo física, sino también social y psicológica, lo que significa que puede manifestarse a raíz de una tensión física ligada a unos factores económicos o una mala salud mental. Se trata de una dimensión "biopsicosocial" del dolor que busca sus causas no solo en sucesos físicamente comprobables que le hayan podido ocurrir al organismo, sino también en las circunstancias personales y sociales de la persona en cuestión.

Así, la mayoría de las nuevas investigaciones que se han desarrollado bajo esta premisa, se han realizado de cara a saber más acerca de los síntomas producidos por la ansiedad o la depresión. Pero nunca sobre otros trastornos psicológicos más concretos, como es la propia disonancia cognitiva, la cual consiste en la presión mental que tiene el sujeto para conciliar dos creencias aparentemente incompatibles. Por ejemplo, si estamos muy contentos por un trabajo realizado, pero el jefe asegura que está todo mal y hay que volver a repetirlo.

"Decidimos enfocarnos en la disonancia cognitiva, ya que muestra muy bien qué sucede cuando alguien se siente perturbado por sus pensamientos"

Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que la angustia provocada por esa disonancia cognitiva tiene como síntoma el dolor de espalda o de columna. Un equipo de investigación de la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Michigan hizo una prueba de lo más curiosa: reunieron a un grupo de voluntarios para que levantasen unas cajas mientras les animaban a hacerlo y les felicitaban por su esfuerzo. A medida que iban acabando la tarea, les empezaban a criticar el modo de levantar y colocar las cajas, produciéndoles una especie de angustia psicológica. Más tarde, descubrieron que la mayoría de ellos sufrían una presión en el cuello y la parte baja de la espalda.

Foto: ¿Existe diferencia en el umbral del dolor de mujeres y hombres? (iStock)

"Para hallar esa conexión entre mente y cuerpo, decidimos enfocarnos en la manera de pensar de las personas y concretamente en la disonancia cognitiva, ya que muestra muy bien qué sucede cuando alguien se siente perturbado por sus pensamientos", asegura William Marras, biomecánico de la Universidad Estatal de Ohio, en declaraciones recogidas por Science Alert. En el estudio se encargó a diecisiete voluntarios que moviesen una caja ligera en posiciones muy concretas mientras llevaban unos sensores de movimiento para medir la presión que ejercían la columna vertebral y la espalda.

Los agentes estresantes cuyo origen es el exterior, lo social, podrían cargar de tensión la columna vertebral hasta producir dolor

Durante el proceso, se les pidió que se movieran correctamente para no dañar esta zona del cuerpo. A medida que avanzaba el experimento, las opiniones de los investigadores fueron cada vez más negativas, diciendo a los participantes que estaban realizando la tarea de forma insatisfactoria. Así, al comparar las puntuaciones de malestar de los sujetos con las cargas en la columna vertebral, los científicos descubrieron que el dolor en la zona espinal aumentaba de un 10 a un 20% cuando las personas se sentían angustiadas por los comentarios negativos, en comparación con cómo se sentían al inicio de la tarea.

"Este aumento de la tensión en la columna se produjo solo en estas condiciones, es decir, con una carga bastante ligera", señaló Marras. "Ahora, imagina cómo podría afectar en tareas más complejas o que exijan más esfuerzo físico". Es decir, los agentes estresantes cuyo origen es el exterior, lo social, podrían cargar de tensión la columna vertebral hasta producir dolor, aunque evidentemente se trata de un estudio preliminar cuyos resultados hay que demostrar. Las variables de bienestar o malestar se midieron en torno a la frecuencia cardíaca y presión arterial de los sujetos, así como con encuestas sobre cómo se sentían a cada momento, si inspirados o fuertes, si avergonzados o angustiados.

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Este estudio, publicado en la revista Ergonomics, está dentro de una nueva comprensión del dolor en su dimensión más psicosocial, que recurre a tratamientos alternativos a los clásicos analgésicos para calmar el foco del dolor en determinadas partes del cuerpo. Sin ir más lejos, la terapia psicológica y la terapia de grupo han demostrado ser bastante efectivas en algunos casos para tratar diversas dolencias físicas y sin recurrir a los medicamentos tradicionales. Ahora, solo queda demostrar estas hipótesis.

Desde hace un tiempo, el dolor está concebido como una respuesta nerviosa del organismo no solo física, sino también social y psicológica, lo que significa que puede manifestarse a raíz de una tensión física ligada a unos factores económicos o una mala salud mental. Se trata de una dimensión "biopsicosocial" del dolor que busca sus causas no solo en sucesos físicamente comprobables que le hayan podido ocurrir al organismo, sino también en las circunstancias personales y sociales de la persona en cuestión.

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