Es noticia
¿No te gusta tu nariz grande? Échale la culpa a los neandertales
  1. Alma, Corazón, Vida
Tiene narices

¿No te gusta tu nariz grande? Échale la culpa a los neandertales

Los científicos creen que nuestros primos más antiguos pudieron haber desarrollado narices grandes para hacer frente al clima frío de Eurasia

Foto: (iStock)
(iStock)

Todo en nuestro cuerpo ha sido pulido por el paso del tiempo en nuestra especie. Como si de esculturas mismas nos tratáramos, basta echar la vista atrás en los documentos gráficos de siglos pasados para comprobar que, más allá de lo que las dotes y formas populares de retratar hicieran posible, existen cambios evidentes entre los rostros de aquellas personas y los nuestros.

De todas las partes a mirar, la nariz es quizás la primera o al menos una de ellas. Al fin y al cabo, supone una protuberancia en el centro mismo de la cara, un relieve difícil de pasar por alto a la vista de cualquiera. Es por eso que también se ha convertido en objeto de muchas disputas: las narices representan gustos, patrones de belleza, pero sobre todo y por encima de ello representan la herencia y el linaje de cada persona.

Foto: Fuente: iStock.

Unas son más grandes, otras menos; pronunciadas, en pico o achatadas, redondeadas o asimétricas, con sus orificios más o menos amplios, más o menos redondos… Para gustos, desde luego, las narices. Pero como diana de los cánones sociales, las pequeñas parecen salir ganando. Si no es tu caso, seguro que más de una vez te has preguntado por qué te tocaría a ti una nariz grande. Pues bien, aquí tienes la respuesta:

Haciendo frente al clima

Una nueva investigación sugiere que ciertos genes responsables de aumentar la longitud de la nariz se remontan nada más y nada menos que a los neandertales. En este sentido, y con las hipótesis aún sobre la mesa, muchos científicos e historiadores creen que nuestros primos más antiguos pudieron haber desarrollado narices grandes para hacer frente al clima frío de Eurasia, antes de pasar los genes relevantes a los humanos modernos cuando las dos especies se cruzaron.

placeholder Reconstrucción del rostro de los últimos neandertales en comparación con el rostro humano actual. (iStock)
Reconstrucción del rostro de los últimos neandertales en comparación con el rostro humano actual. (iStock)

Lo cierto es que solo hay que comparar los cráneos humanos y neandertales para comprobar que lo primero que llama la atención son las diferencias visibles en la nariz. Nuestros primos tenían narices significativamente más grande que la media actual, siguiendo la distancia entre el nasión (donde la parte superior de la nariz se encuentra con la frente) y el filtrum. Sin embargo, han notado que algunos humanos modernos también están desarrollando narices prominentes con una frecuencia cada vez mayor.

Hoy en día, aproximadamente el 1,5 % del ADN de las personas de ascendencia europea habría sido transmitido por los neandertales

Un proceso de secuenciación del genoma de los neandertales llevado a cabo hace quince años ya permitió observar que nuestros antepasados se cruzaron tras abandonar África hace unos 200.000 años. Hoy en día, aproximadamente el 1,5 % del ADN de las personas de ascendencia europea, aproximadamente el 1,7 % del ADN de las personas de ascendencia asiática e incluso el 0,3 % del ADN de las personas de ascendencia africana habría sido transmitido por los neandertales, según señalan los detalles de este trabajo, publicados en la revista Communications Biology.

El papel de los genes

Sabemos que algunos de estos genes juegan un papel en el sistema inmunológico y la sensibilidad a la luz ultravioleta. Un estudio publicado recientemente también sugiere que la presencia de genes neandertales en el genoma humano moderno también podría comprometer la capacidad de algunos individuos para metabolizar fármacos comunes , pero eso no es todo. Según un nuevo trabajo, parte del ADN heredado de los neandertales influye en la forma de nuestras caras y, en particular, de nuestra nariz.

Para intentar entender más, un equipo examinó el ADN de más de 6.000 personas de América Latina. Al cruzar esta información genética con imágenes de las caras de los participantes, los autores pudieron identificar treinta y tres regiones del genoma asociadas con la forma de la cara.

placeholder (iStock)
(iStock)

Con ello, los análisis de seguimiento posteriores revelaron además que veintiséis de dichas regiones se replicaron en cohortes separadas de Europa, África y Asia. Sin embargo, una de estas regiones genéticas, denominada científicamente como 1q32.3 y asociada a un aumento de la altura nasal, sería el resultado de la introgresión de los neandertales. La idea parece bastante clara; de hecho, los científicos saben que en la actualidad, nuestra nariz puede ayudarnos a regular la temperatura y la humedad del aire que respiramos, por ejemplo.

Además, se descubrió que un gen en particular conocido como el gen ATF3 evolucionó debido a la selección natural misma. En otras palabras, aquellos que tenían narices más grandes o largas podrían haber sido más propensos a transmitir sus genes, propensos a hacer frente al clima frío de Eurasia. En definitiva, el gen neandertal pudo haber ayudado a los humanos modernos a adaptarse a climas más fríos cuando se mudaron fuera de África.

Todo en nuestro cuerpo ha sido pulido por el paso del tiempo en nuestra especie. Como si de esculturas mismas nos tratáramos, basta echar la vista atrás en los documentos gráficos de siglos pasados para comprobar que, más allá de lo que las dotes y formas populares de retratar hicieran posible, existen cambios evidentes entre los rostros de aquellas personas y los nuestros.

Ciencia Social Historia Investigación
El redactor recomienda