Es noticia
Marie Stopes: la primera científica que dio forma al estudio de la sexualidad humana
  1. Alma, Corazón, Vida
Los principios de la ciencia

Marie Stopes: la primera científica que dio forma al estudio de la sexualidad humana

Lo natural, si sucedía en el cuerpo de una mujer, era una especie de alquimia innombrable. Pocas pudieron ir más allá cuando Marie Stopes se propuso contar los orgasmos de ellas (con intenciones, eso sí, bastante racistas)

Foto: Stopes en el laboratorio en una imagen de 1904. (Wikimedia)
Stopes en el laboratorio en una imagen de 1904. (Wikimedia)

"La llegada del orgasmo ha cambiado mi vida. El orgasmo concentra. Deseo escribir. La llegada del orgasmo no es la salvación, pero sí el nacimiento de mi ego…", escribía Susan Sontag en su diario un día de noviembre de 1959. La escritora y filósofa (también ensayista, profesora, directora de cine y guionista) estadounidense tenía entonces 26 años. Llevaba siete años casada con Philip Rieff, y se había acostado con decenas de personas, explicaba. Son embargo, no fue hasta sus relaciones con la dramaturga cubanoamericana María Irene Fornés que Sontag experimentó aquel placer, aquel renacimiento.

Lo natural, si sucedía en el cuerpo de una mujer, era una especie de alquimia innombrable; o, por el contrario, un conjunto de reglas del mal. Lo malo, mientras tanto, lo construía el silencio: suele decirse que la primera investigación médica sobre los orgasmos femeninos no llegaría hasta hasta 1957. Muchas eran las barreras sociales que alimentaron este retraso, pero basta una para resumirlas, el arma arrojadiza del machismo intrínseco en la sociedad.

Foto: Fuentes: Nyam Center for History / Wikipedia

Las mujeres atinaban a vislumbrarse en la intimidad más remota, el campo alternativo a la ciencia exclusivamente masculina eran sus propios ojos. Pocas pudieron ir más allá, pero Marie Stopes fue una de ellas. En realidad, la puerta a la investigación médica moderna sobre los orgasmos femeninos se abrió antes, apenas en los primeros años del siglo XX, y Stopes tiene mucho que ver en ello.

Un vacío en la ciencia

Nacida en Gran Bretaña, resulta aún hoy una de tantas científicas pioneras en los márgenes (en este caso, eso sí, no solo por su condición). En tan solo un año completó su doctorado en Ciencias. Era 1904 cuando, además, se convertía en la persona más joven del país en obtener un título así. Como paleobotánica, Stopes realizó, en palabras de la académica Laura Doan para Jstor, "intervenciones significativas", pero su mayor contribución sería nada más y nada menos que sacar el orgasmo femenino a la palestra del academicismo.

placeholder (Wikimedia)
(Wikimedia)

Como detalla Mateo Wills a propósito del análisis de Doan, en 1913, mientras trabajaba como profesora de paleobotánica en el University College de Londres, Stopes se topó con la sexualidad humana. Por supuesto, científicamente hablando: un espacio en blanco, que no vacío, donde nadie hasta ese momento había indagado, sino para alimentar el relato de terror que contenía a las mujeres. La técnica había funcionado, pero ya era hora de ponerle punto y final. Bueno, avisamos, solo en parte.

Stopes comenzó a monitorear "los cambios diarios en su cuerpo para determinar si existía una 'marea sexual normal y espontánea en las mujeres'", apunta Doan, estableciendo "la legitimidad de investigar el deseo sexual femenino". No solo su descaro competente (qué hace una chica como tú en un lugar como este investigando asuntos como esos, que dirían algunos) le dio renombre, también la destreza con la que construyó los primeros ejes de una nueva conciencia.

La "marea sexual"

"Creó un neologismo que capturó maravillosamente la singularidad de un proyecto en el nexo de la biometría y la investigación sexual": con aquello de "marea sexual", Stopes constataba su noción de que las manifestaciones del deseo eran "observables, medibles y, sobre todo, naturales, tan naturales como las mareas rítmicas del ciclo lunar". Es decir, bastaba con prestarles atención.

El trabajo de Stopes tenía como objetivo específico mejorar la vida sexual de las parejas casadas, dando como resultado matrimonios "más exitosos"

De esta forma, surgió Married Love: A New Contribution to the Solution of Sex Difficulties, su investigación en formato libro, publicado en 1918. Aquellas páginas revolucionaron y escandalizaron a partes iguales a la sociedad inglesa de la época. Eso sí, la revolución aún sería en clave normativa y puritana. Como su nombre indica, el trabajo de Stopes tenía como objetivo específico mejorar la vida sexual de las parejas casadas, dando como resultado matrimonios "más exitosos". ¿Pero qué quería decir exactamente esto?

Mientras en Nueva York un tribunal de jueces acusaba a Mary Ware Dennett de violar las llamadas 'leyes de Comstock' por subrayar la realidad de las violaciones como parte estructural de un sistema patriarcal que controlaba a las mujeres y tratar de poner fin a ello a través de la educación con su folleto The sex side of life, a este lado del charco la investigadora inglesa aprovechaba también para hablar sobre el control de la natalidad, y no solo eso, sino también hacerlo posible en la escala cotidiana: junto a su segundo marido, Humphrey Verdon Roe, fundó la primera clínica de control de natalidad en Gran Bretaña.

Una iniciativa racista y xenófoba

Se trataba de una clínica gratuita y abierta a todas las mujeres, eso sí, casadas, para que conocieran la salud reproductiva. En ella, Stopes intentó descubrir alternativas anticonceptivas a las del momento. Entre las opciones estaban el capuchón cervical, el coitus interruptus y los espermicidas a base de jabón y aceite. En su empeño, trajo de vuelta estos últimos, que se remontan a la época griega y romana.

placeholder El interior de una de las clínicas de control de la natalidad de Marie Stopes. (Wikimedia)
El interior de una de las clínicas de control de la natalidad de Marie Stopes. (Wikimedia)

Llegados a este punto, la historia se empaña. Por si no te has dado cuenta, no hay ni rastro del aborto como opción, y es que lo cierto es que en su discurso público, Stopes se mostraba en contra del mismo, argumentando que la prevención de la concepción era todo lo que se necesitaba. No solo eso, también dio forma a sus hallazgos a partir de un pensamiento racista y xenófobo. Los orgasmos femeninos existen, decía, sí, pero solo eran útiles para "proporcionar seguridad desde la concepción a quienes están racialmente enfermos".

En la actualidad, la ONG internacional Marie Stopes International (que surgió tras la muerte de la científica para sostener la red de clínicas con la que ya contaba) ha acabado cambiando su nombre por MSI Reproductive Choices. De hecho, lejos del discurso de Stopes, hoy la organización presta servicios de anticoncepción y aborto seguro en 37 países de todo el mundo.

"La llegada del orgasmo ha cambiado mi vida. El orgasmo concentra. Deseo escribir. La llegada del orgasmo no es la salvación, pero sí el nacimiento de mi ego…", escribía Susan Sontag en su diario un día de noviembre de 1959. La escritora y filósofa (también ensayista, profesora, directora de cine y guionista) estadounidense tenía entonces 26 años. Llevaba siete años casada con Philip Rieff, y se había acostado con decenas de personas, explicaba. Son embargo, no fue hasta sus relaciones con la dramaturga cubanoamericana María Irene Fornés que Sontag experimentó aquel placer, aquel renacimiento.

Sexualidad Deseo sexual Historia Mujeres influyentes Racismo
El redactor recomienda