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Este es uno de los fármacos más adictivos: no te esperas para qué sirve
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Este es uno de los fármacos más adictivos: no te esperas para qué sirve

Cuando hablamos de adicciones con fármacos, lo primero que pensamos es en un sedante, o un medicamento para el dolor o para la depresión. Pero hay otro que es igual o peor

Foto: Este es uno de los fármacos más adictivos, no te esperas para qué sirve (Freepik)
Este es uno de los fármacos más adictivos, no te esperas para qué sirve (Freepik)

Cuando nos resfriamos o estamos pasando por la época de alergias, no hay nada que nos dé más rabia que no poder respirar por la nariz. Normalmente, es una fosa nasal la que se tapona del todo. La otra hace lo que puede, pero tampoco pasa el aire con naturalidad. Y, a la hora de dormir, es peor todavía, nos ahogamos en cualquier postura.

La congestión nasal no nos deja dormir bien, y al día siguiente estamos a primera hora en la farmacia buscando un remedio que acabe con ese sufrimiento, que puede durar semanas si se trata de una alergia o de un mal resfriado. Lo habitual es que el farmacéutico nos ofrezca algo natural, como el agua de mar, o un pequeño spray nasal, como el clásico “vicks”. Pero, detrás de esos, en apariencia, inofensivos sprays nasales que usamos cada ciertos minutos, se esconden historias de adicción que duran años.

Como explica el farmacéutico Fran Iniesta en su cuenta de TikTok, uno de los fármacos más adictivos que existen son los sprays nasales. Estos medicamentos suelen contener pseudoefedrina, oximetazolina o fenilefrina, una sustancia que ayuda a detener la congestión y la secreción nasal, a la vez que despeja nuestras vías respiratorias. Muchos de estos remedios se venden sin receta médica, por lo que su acceso es de lo más sencillo y parecen de lo más inocuos.

Las dos caras de los sprays nasales

El mecanismo de acción de la oximetazolina y similares consiste en “suministrarlo por vía nasal con el objetivo principal de una vasoconstricción a nivel local de los vasos sanguíneos”. De esta manera, se consigue descongestionar la mucosa nasal y se respira mejor casi al instante. Tal es el alivio obtenido, que no dudamos en darnos otra dosis “por si acaso”.

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El problema viene cuando nos acostumbramos a respirar con esa ayuda externa, creando a largo plazo una tolerancia y dependencia. Nuestro cuerpo se acostumbra a esa ayuda externa, y las fosas nasales no trabajan naturalmente. Además, se genera un efecto rebote donde, al intentar dejar el fármaco, el problema con la congestión nasal se agrava, teniendo que volver a emplear el spray nasal para poder respirar bien de nuevo. Es la pescadilla que se muerde la cola, y entrar en esa adicción es más fácil de lo que se piensa.

Muchos médicos, sabedores de la adicción que generan este tipo de medicamentos, los recetan con cautela en la consulta. Por su parte, el farmacéutico recomienda en su vídeo no usarlo más de cinco días seguidos, sin exceder la dosis recomendada, para evitar generar esta tolerancia y dependencia. Leyendo los comentarios del vídeo nos encontramos con testimonios de lo más duros, en los que varias personas explican que no pueden vivir sin estos sprays, llevando años y años utilizándolos a diario, con graves efectos secundarios como irritabilidad, insomnio o sangrado nasal.

Cuando nos resfriamos o estamos pasando por la época de alergias, no hay nada que nos dé más rabia que no poder respirar por la nariz. Normalmente, es una fosa nasal la que se tapona del todo. La otra hace lo que puede, pero tampoco pasa el aire con naturalidad. Y, a la hora de dormir, es peor todavía, nos ahogamos en cualquier postura.

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