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¿De verdad las patatas fritas producen depresión? Esto dicen los estudios hasta ahora
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¿De verdad las patatas fritas producen depresión? Esto dicen los estudios hasta ahora

Sabemos que los alimentos fritos son factores de riesgo en materia de obesidad o de presión arterial alta, pero también podrían tener consecuencias para la salud mental de quien los consume habitualmente

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Eso de que somos lo que comemos nunca había sido tan cierto como ahora. Cada vez hay más y más y más alimentos disponibles en el supermercado, y cada vez hay también más formas de comerlos. Con tanta oferta, cuando a uno le entra el hambre, lo cierto es que no siempre echa mano de lo primero que pilla. Podemos elegir, y eso es todo un privilegio histórico. Sin embargo, no todo es tan bueno y bonito como parece.

Coincidiendo con el incremento incesante de productos alimenticios, en las últimas décadas los expertos nutricionistas y de otras áreas de la medicina y la ciencia han dejado claro, por ejemplo, que los alimentos fritos son factores de riesgo en materia de obesidad o de presión arterial alta, entre otros efectos sobre la salud. Decenas y decenas de estudios lo han demostrado, aunque para darnos cuenta no hace falta acudir a uno de ellos. Basta con mirar a nuestro alrededor: los índices de muchas enfermedades también se han disparado, y ninguna queda ajena a la dieta.

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Aprender que la alimentación y el consumo de unos u otros alimentos vertebran nuestra propia existencia es hoy una tarea incluso en los colegios. Al fin y al cabo, este gesto tan fundamental para sobrevivir y tan cotidiano por ello mismo, nos atraviesa: la comida tiene un recorrido evidente hasta el estómago, pero lo cierto es que va mucho más allá de este. Es decir, la comida que comemos tiene consecuencias. Pueden ser positivas, o pueden no serlo, y en este espectro entre lo bueno y lo malo (no nos vamos a poner aquí a demonizar nada) hay un sinfín de posibilidades que ni siquiera te habías planteado: las consecuencias de comer patatas fritas, por ejemplo, podrían alcanzar tu salud mental. ¿Cómo es posible?

Una sustancia química, a prueba

Un equipo de investigadores en Hangzhou, China, descubrió que el consumo frecuente de alimentos fritos, especialmente patatas fritas, está relacionado con personas con un 12% más de riesgo de sufrir ansiedad y un 7% más de riesgo de sufrir depresión, en comparación con quienes no comen alimentos fritos, o lo hacen esporádicamente. Esta curiosa relación no acaba aquí, pues estos investigadores también encontraron que dicho vínculo es más pronunciado entre los chicos jóvenes.

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En otro estudio, sus autores sugieren que la acrilamida, una sustancia química que se forma durante el proceso de fritura, y de nuevo especialmente en las patatas fritas, sería la culpable de ese mayor riesgo de ansiedad y depresión. Pero, ¿cómo han llegado a estos datos?

Para ellos, los investigadores expusieron a peces cebra a la sustancia química en cuestión, descubriendo que la exposición a largo plazo había provocado que los peces habitaran en zonas oscuras dentro de la pecera en la que se encontraban. Como puede suceder entre las personas, esta tendencia es también un signo común de un mayor nivel de ansiedad en los peces.

No se podía pasar por alto

Los animales también se mostraron con menos capacidad y ganas de explorar la pecera y, en general, la socialización entre ellos disminuyó considerablemente, ya que no nadaban unos cerca de otros. La elección de esta especie de pez para las pruebas fue, por supuesto, deliberada. Ya se sabía que era vulnerable a la toxicidad de la acrilamida. Además, sus respuestas en materia de comportamiento ante la ansiedad están establecidas y son consistentes, lo que ofrece una fuente de datos biológicos y de comportamiento.

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El estudio anterior había evaluado a 140.728 personas, a las que monitorizaron durante algo más de 11 años. Se trataba de una cifra de participantes y un periodo de análisis lo suficientemente largo como para no pasar por alto sus resultados. Y eso es lo que hicieron.

Después de excluir a los participantes diagnosticados con depresión dentro de los primeros dos años, se encontró un total de 8.294 casos de ansiedad y 12.735 casos de depresión entre aquellos que consumieron comida frita habitualmente.

La importancia de reducir este consumo

Los resultados son aún preliminares, pero los estudios a los que ha dado lugar apuntan en una misma dirección. Esos resultados empiezan a dejar en evidencia "la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental", apuntan los autores en el artículo publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

También podría tratarse de un fenómeno inverso, teniendo en cuenta que las personas con ansiedad o depresión recurren a la "comida reconfortante" para obtener alivio

Sin embargo, también podría tratarse de un fenómeno inverso, teniendo en cuenta que las personas con ansiedad o depresión recurren a la "comida reconfortante" cada vez más seguido para obtener alivio. Al final, aquellos con síntomas subyacentes de ansiedad y depresión podrían recurrir a alimentos reconfortantes como una forma de "automedicarse".

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Yu Zhang, autor del estudio, asegura en una entrevista para CNN que no se trata de entrar en pánico por los efectos adversos de la comida frita, sino de que la conciencia en torno a lo que comemos esté siempre presente para mantener un estilo de vida lo más saludable posible. Y eso significa reducir el consumo de alimentos fritos. No hay que olvidar que nuestra mente forma parte, al fin y al cabo, de nuestro cuerpo.

Los alimentos poco saludables y la mala nutrición pueden impactar negativamente en el estado de ánimo y hacer progresar una condición de salud mental, como se encontró en un estudio anterior. "Los efectos en la salud de los alimentos fritos dependerán en gran medida de qué alimento se fríe y qué tipo de grasa se usa para freír", sostiene al respecto Willett, profesor de epidemiología y nutrición en Harvard T.H. Chan School of Public Health. "Las patatas son una preocupación por los posibles efectos en el estado de ánimo porque pueden causar grandes aumentos en el nivel de azúcar en la sangre y luego respuestas hormonales a estos aumentos".

Eso de que somos lo que comemos nunca había sido tan cierto como ahora. Cada vez hay más y más y más alimentos disponibles en el supermercado, y cada vez hay también más formas de comerlos. Con tanta oferta, cuando a uno le entra el hambre, lo cierto es que no siempre echa mano de lo primero que pilla. Podemos elegir, y eso es todo un privilegio histórico. Sin embargo, no todo es tan bueno y bonito como parece.

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