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¿De verdad los astronautas no pueden eructar en el espacio?
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¿De verdad los astronautas no pueden eructar en el espacio?

En toda nave espacial, los refrescos están prohibidos, y no es porque a sus tripulantes no les gusten, sino porque el gas al otro lado de la estratosfera tiene peligros que aquí abajo no se tienen en cuenta

Foto: Los astronautas del Skylab 2 comiendo comida espacial en la sala de oficiales del Skylab trainer, en 1973. (Wikimedia)
Los astronautas del Skylab 2 comiendo comida espacial en la sala de oficiales del Skylab trainer, en 1973. (Wikimedia)

La vida fuera de nuestro planeta está reservada a unos cuantos. ¿Quién no ha querido alguna vez ser uno de ellos? Sin embargo, tras el destello de la profesión de astronauta hay una preparación no apta para todos.

El privilegio de ir tan lejos conlleva el entrenamiento previo en la ardua tarea de sobrevivir en condiciones muy distintas a las que acostumbramos a este lado de la estratosfera. Comer, dormir, asearse… cualquier necesidad humana se convierte en todo un reto: ¿Qué comen los astronautas? ¿Cómo duermen, van al baño o hacen ejercicio? Son preguntas habituales… En las respuestas asoman peculiaridades para no pasar por alto.

Foto: Fuente: iStock.

En algunos lugares del planeta es buena señal; en otros, sin embargo, no está muy bien visto. Sea como sea, un eructo es tan natural como la propia necesidad de comer, pero resulta que a miles de kilómetros más arriba, mientras tanto, hay que evitarlo a toda costa. No es que allí vayan a mirarte mal si se te escapa un poco de gas de esta forma, simplemente puede resultar peligroso.

No se eructa igual

En el espacio, el aire, la comida y los líquidos en los estómagos de los astronautas flotan juntos como burbujas debido a la ausencia de gravedad. Es por esto que deambular por el espacio puede causarle cosas bastante extrañas al cuerpo humano. Por ejemplo, según el astronauta canadiense Chris Hadfield, comandante de la Estación Espacial Internacional en 2013, si eructas en el espacio, vomitarás dentro de tu boca.

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Sí, has leído bien. Seguro que, de saberlo, más de un niño y niña cambiarían rápido de sueño. Y si tú fuiste alguna vez ese niño o esa niña, quizás ahora estás sonriendo de alivio. Para que lo entiendas mejor, debes saber que a esas alturas el líquido y el aire contenidos en el estómago no se pueden separar.

En la Tierra, cuando tienes gas atrapado en el estómago, sube a la parte superior porque es más liviano que la comida y los jugos del estómago, y sale. En el espacio, sin embargo, el gas no sube a la superficie. Permanece mezclado con todas las demás cosas que hay en el estómago, por lo que aunque puede viajar desde el estómago y salir por la boca, no lo va a hacer solo, sino que saldrá con compañía, con el aspecto del vómito.

La búsqueda de una dieta adecuada

Teniendo en cuenta, además, que las naves espaciales ofrecen un espacio reducido y presurizado para sus tripulantes, el gas, inflamable, se considera todo un peligro. No solo eso, ya que puede crear serios problemas de higiene. Es por ello que los expertos siempre recomiendan encarecidamente una dieta sana y digerible para el bienestar de la tripulación, en todos los sentidos. Es por ello también por lo que los refrescos están prohibidos a bordo.

Aunque no es posible eructar en el espacio, eso sí, los astronautas aún pueden tener gases en su sistema digestivo dependiendo de su dieta y metabolismo, y son capaces de expulsarlos de la misma forma que en la Tierra. Chris Hadfield lo admite: debido a la imposibilidad de eructar, los gases intestinales toman el relevo.

Fue en la década de 1960 cuando los científicos empezaron a tenerlo más en cuenta (no queremos saber por qué, basta con imaginárselo) y realizaron experimentos para determinar qué dieta espacial produciría la menor cantidad de eructos y pedos.

¿Coca Cola a bordo?

Por supuesto, las judías y otros alimentos conocidos por la flatulencia que producen sus componentes, como el repollo y las coles de Bruselas, se eliminaron del menú de todo astronauta. Consiguieron también facilitar lo máximo posible la circulación del aire para evitar que los astronautas se asfixien con sus propias exhalaciones de CO₂ (piensa que respirar no deja de ser otra forma de exhalar gases), por lo que los pedos también se alejan.

Como recuerda en Quora Robert Frost, ingeniero especializado en operaciones de naves espaciales, mecánica orbital y sistemas de guiado, después de establecer aquellas pautas de alimentación, se llegaron a llevar a bordo latas de Coca Cola y Pepsi. "En 1985, volamos latas especiales de los fabricantes como un experimento a bordo del transbordador espacial y en 1996 volamos un dispensador de Coca Cola".

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Como explica, "la soda en el espacio es un poco problemática. En microgravedad, las burbujas de gas ligeras no se precipitarán hacia la parte superior del líquido y escaparán. Permanecerán dentro del líquido. Esto significa que el astronauta consumirá significativamente más gas bebiendo un refresco en el espacio que uno bebiendo un refresco en tierra". Por supuesto, solo ocurrió una vez.

La vida fuera de nuestro planeta está reservada a unos cuantos. ¿Quién no ha querido alguna vez ser uno de ellos? Sin embargo, tras el destello de la profesión de astronauta hay una preparación no apta para todos.

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