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La nueva cueva de Platón: ¿por qué tanta gente cree que vivimos en Matrix?
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La nueva cueva de Platón: ¿por qué tanta gente cree que vivimos en Matrix?

¿Somos la creación de una civilización más avanzada que ha creado una simulación computarizada? Es difícil demostrar que sí, pero también que no

Foto: Fuente: iStock.
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Sin duda, está todo inventado. Hace unos cuantos años, Platón hizo una alegoría que quedaría marcada en la historia de la filosofía para siempre: vivimos en una cueva, encadenados, observando las sombras que se reflejan en la pared, creyendo que ese es el mundo real. Si alguno de los prisioneros se libera de sus cadenas y accede al exterior, quedará cegado por la luz en un principio, pero acabará adaptándose al mundo real. Eso sí, cuando volviese a la cueva y tratase de convencer al resto de sus compañeros para que le acompañasen, estos se negarían. ¿Nos gusta vivir engañados?

La famosa alegoría se trató después en Matrix. Lo curioso es que, aunque no deja de ser una alegoría, cada vez más personas parecen coincidir en esa idea de que vivimos en una simulación. O, lo que es lo mismo, que estamos encadenados en nuestra propia cueva sin saberlo. Para entender la reflexión habría que remontarse en el tiempo, a ese momento en el que Enrico Fermi, durante una comida de colegas en el Laboratorio Nacional de Los Alamos en 1950 realizó una serie de cálculos para estimar la prevalencia de tecnología similar a la humana en el Universo. Basándose en esos cálculos, llegó a la conclusión de que la Tierra ya debería haber sido visitada por extraterrestres, y entonces preguntó: ¿Dónde están? Hay una clara contradicción entre la (aparente) evidencia de vida extraterrestre, estadísticamente hablando, y la imposibilidad de dar con ella.

La idea de los extraterrestres detrás sigue siendo de las más aceptadas, aunque Bostrom señalaba una civilización post-humana tecnológicamente avanzada, que habría creado simulaciones ancestrales de nosotros mismos

Surgieron así algunas hipótesis sobre qué podía haber pasado con nuestros vecinos del Universo. Quizá están demasiado lejos para escucharnos, somos los primeros, nos observan sin que lo sepamos como si viviéramos en una especie de zoo, sobreestimamos el deseo de cualquier forma de vida de querer ponerse en contacto con nosotros o, simplemente, estamos solos. Y entre esas variables también se encontraba la idea de que vivimos en una especie de simulación. Quizá somos la creación de una civilización más avanzada que ha creado una simulación computarizada, y somos individuos con inteligencia artificial. No podríamos saber que vivimos en ella, por lo que solo nos queda continuar, sin conocer nunca las verdaderas respuestas.

En 2003, el filósofo de Oxford Nixk Bostrom ya mencionaba esta idea en un artículo, alegando que vivíamos en una simulación por ordenador. Esto iría de la mano con las ideas del multiverso, en las que cada vez que se toma una decisión se crea una nueva línea de tiempo, señalando que la realidad podría ser digital en lugar de física. Ahora bien, ¿quién está detrás de la simulación? La idea de los extraterrestres sigue siendo una de las más aceptadas, aunque Bostrom señalaba una posible civilización post-humana tecnológicamente muy avanzada, que habría creado simulaciones ancestrales de nosotros mismos. El número total de antepasados simulados sería muy superior al número total de ancestros reales, y podrían haber sido realizadas por versiones futuras de nosotros mismos.

Cuando Descartes estableció el dualismo mente-cuerpo ya lo dijo: solo podemos estar seguros de que no sabemos nada, pero que pensamos, luego existimos

¿Muy complicado? Por loco o contraintuitivo que parezca, cada vez es discutido con más seriedad por académicos, físicos, filósofos o Elon Musk (que no es ninguna de las tres cosas), que apareció en los titulares hace unos años, señalando que la probabilidad de que vivamos en la realidad básica y no en una simulación sería de una entre miles de millones. Nada que no dijera Descartes cuando estableció el dualismo mente-cuerpo, razonando que si hubiera un demonio maligno y astuto que engañara nuestros sentidos, podríamos equivocarnos creyendo que el cielo, el aire o el sol son reales. Eso le llevó a la conclusión que todos conocemos: cogito ergo sum. Solo podemos estar seguros de que no sabemos nada, pero que pensamos, luego existimos.

Indica 'The Spectator' que John Wheeler, uno de los gigantes de la física del siglo XX que trabajó en Princeton, ideó una de sus famosas frases para reflejar esta realidad: 'It from bit'. Wheeler afirmó que lo único que se puede encontrar cuando abres todas las muñecas rusas anidadas que componen la materia es una serie de respuestas a preguntas de sí o no. Los llamados 'bits' en informática. 'It from bit' significa que cualquier cosa que parezca un objeto físico es en realidad una serie de bits de información y no es físico en absoluto.

Lo que nos dice la mecánica cuántica es que la naturaleza del mundo solo puede ser visible cuando se observa. Nadie ha sido capaz de explicar qué significa

Lo que nos dice la mecánica cuántica es que la naturaleza del mundo solo puede ser visible cuando se observa. Este fenómeno se denomina 'efecto del observador', o principio de incertidumbre de Heisenberg, y nadie ha sido capaz de explicar qué significa. Una posible explicación está los videojuegos; solo renderizamos aquellas partes del universo que están siendo observadas por los jugadores. Las únicas partes de la simulación que necesitan "existir" son las que se perciben. Puede que no haya absolutamente nada dentro de una caja, hasta que la abras.

¿Necesitas pruebas?

¿Algunas pruebas de que vivimos en una simulación? El efecto Mandela sería un buen ejemplo. No solo hay gente que recuerda haberle visto morir en la cárcel, sino que hay estadounidenses que recuerdan con detalle 'Shazaam', una supuesta película de los 90 que nunca existió. El cosmólogo del MIT Max Tegmark ha señalado las estrictas leyes de la física de nuestro universo como posible evidencia de que vivimos en un videojuego y para algunos los eventos paranormales no serían tal cosa, sino fallos del juego. Algo así como los déjavu.

El cosmólogo del MIT Max Tegmark ha señalado las estrictas leyes de la física de nuestro universo como posible evidencia de que vivimos en un videojuego

¿El problema? No se puede demostrar que no vivamos en una simulación, pero parece aún más difícil demostrar que, efectivamente, vivimos en una. ¿Vivimos en una supuesta simulación que se encuentra en la supuesta cúspide del caos ambiental porque en realidad somos una simulación ancestral que ayudará a nuestros creadores a resolver las crisis energéticas?

placeholder La cueva de Platón. (iStock)
La cueva de Platón. (iStock)

Según los físicos teóricos Zohar Ringel y Dmitry Kovrizhi no, porque —explicaban— desarrollar una simulación por ordenador de un fenómeno cuántico específico que ocurre en metales es imposible. Descubrieron, según relataban en Science Advances, que la complejidad de la simulación se incrementaba exponencialmente con el número de partículas que se simulaban.

Foto: ¿Pertenecemos al tejido informático de nuestro mundo? (iStock)

Si la complejidad crecía de forma exponencial, la tarea se convertía en imposible de afrontar: solo almacenar información sobre 200 electrones requeriría una memoria de ordenador que físicamente necesitaría más átomos de los que existen en el universo. Por tanto, a día de hoy y con la tecnología actual parecía difícil, aunque quién sabe en el futuro.

Sin duda, está todo inventado. Hace unos cuantos años, Platón hizo una alegoría que quedaría marcada en la historia de la filosofía para siempre: vivimos en una cueva, encadenados, observando las sombras que se reflejan en la pared, creyendo que ese es el mundo real. Si alguno de los prisioneros se libera de sus cadenas y accede al exterior, quedará cegado por la luz en un principio, pero acabará adaptándose al mundo real. Eso sí, cuando volviese a la cueva y tratase de convencer al resto de sus compañeros para que le acompañasen, estos se negarían. ¿Nos gusta vivir engañados?

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