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Esto es todo lo que se necesita para que los niños coman más verduras
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Esto es todo lo que se necesita para que los niños coman más verduras

Muchos son los causantes de este comportamiento tan habitual en las últimas décadas. Sin embargo, hay algo en lo que tal vez nadie se había parado a pensar hasta ahora

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Lo de las verduras y los niños es todo un conflicto que, a veces, parece imposible de resolver. Sin embargo, igual la solución está más a mano de lo que cualquiera puede pensar. Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck, basta con extender los horarios de las comidas 10 minutitos más para que aumente significativamente la cantidad de frutas y verduras que comen los niños.

No, no es magia, es el resultado de haberlo llevado a cabo con 50 grupos de padres e hijos: Los niños comían, de media, 2,4 piezas más de fruta y 3,7 de verduras cuando el tiempo de la comida se ampliaba. Estos son los resultados, publicados en JAMA Network, pero vayamos por partes.

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¿Qué hace que tu hijo o hija quiera vomitar cuando le toca dar bocado a un trozo de brócoli, cuando se encuentra la zanahoria en un guiso o cuando hay crema de verduras para comer? Muchos son los causantes de este comportamiento tan habitual en las últimas décadas, desde el cambio de paradigma en la alimentación general, teniendo en cuenta que la capitalización ha cubierto buena parte del acto de hacer la compra (la publicidad forma parte de los productos y una producción en masa ha generado lo que llamamos comida basura o comida chatarra a todos los niveles) hasta el simple hecho de que cocemos demasiado las verduras. Sin embargo, hay algo en lo que tal vez nadie se había parado a pensar hasta ahora: el tiempo que le dedicamos al comer, que también es cuanto menos influyente en cómo lo hacemos.

Podría ser la clave

Después de completar una evaluación inicial sobre la demografía, la hora de comer en familia y las preferencias alimentarias, este grupo de investigadores invitaron a los participantes a dos cenas en el laboratorio: En una de esas comidas, los participantes comieron los alimentos de acuerdo con la duración habitual de sus comidas. En el otro disponían de un 50% más de tiempo para comer (10 minutos más de media). El orden en que completaron las dos comidas fue aleatorio y los participantes no sabían que el estudio estaba relacionado con la duración de las comidas.

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"A los participantes se les sirvió una cena típica alemana de pan rebanado, fiambres de queso y carne, y trozos de frutas y verduras del tamaño de un bocado. Al final de la comida, se recogió la mesa y se ofreció a los participantes un postre de pudín de chocolate o yogur de frutas y galletas", detalla el estudio.

El documento explica además que la proporción de tiempo dedicado a comunicarse no difirió entre los dos experimentos. Con todo ello, en las comidas más largas, los niños aumentaron la cantidad de frutas y verduras que comían, aunque su consumo de otros alimentos no difirió significativamente.

Lo que dicen los datos

Con diez minutos más en la mesa, los niños también aseguraban sentirse más llenos, a pesar de comer una cantidad similar de calorías. Así, el estudio demuestra que las estrategias para extender los horarios de las comidas familiares podrían incluir elegir la comida con más probabilidades de éxito, adaptarse a las preferencias de los niños y establecer reglas transparentes. Por supuesto, cambiar los hábitos lleva tiempo, como apuntan los propios autores.

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Estos hallazgos, no obstante, no son del todo nuevos, sino que subrayan los de un estudio anterior que ya mostró que extender el horario del almuerzo escolar incrementa de manera similar la ingesta de frutas y verduras. Se trata en cualquier caso de resultados significativos para la salud pública mundial, puesto que es un asunto generalizado que los niños no cumplan con las cantidades recomendadas de frutas y verduras.

Lo de las verduras y los niños es todo un conflicto que, a veces, parece imposible de resolver. Sin embargo, igual la solución está más a mano de lo que cualquiera puede pensar. Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck, basta con extender los horarios de las comidas 10 minutitos más para que aumente significativamente la cantidad de frutas y verduras que comen los niños.

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