¿Quieres descubrir a un mentiroso? Su lenguaje corporal no es la clave para hacerlo
Si a los mentirosos les creciese la nariz como a Pinocho cada vez que mienten, sería mucho más fácil pillarlos. Pero hay trucos que nos pueden decir si alguien miente o no
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5eb%2F1ad%2F464%2F5eb1ad464e0a96f3549b6dd78ce1b17e.jpg)
Se dice que se puede descubrir a un mentiroso, por muy habilidoso que sea, gracias a su lenguaje corporal. Le sudan las manos, se le acelera el pulso, se le enrojecen las mejillas o la nariz o mira hacia otro lado evitando el contacto visual. Nada que no hayamos visto en cientos de capítulos de CSI. Sin embargo, esto no siempre funciona. Una persona que dice la verdad puede ponerse nerviosa por otros motivos y tener los mismos síntomas no verbales que un mentiroso conforme comparte su mentira.
E incluso hay mentirosos que tienen tan interiorizada esta habilidad que los signos físicos se reducen al mínimo. Sin embargo, como explican en el diario The Conversation, hay muchos estudios que intentan demostrar que es más fácil desenmascarar a un mentiroso por su lenguaje verbal, por lo que está contando y la forma en la que lo cuenta. Puede parecer difícil a simple vista, al fin y al cabo, los mentirosos son expertos en convertir falacias en verdad, pero se les puede pillar.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0d3%2F9c9%2Fba4%2F0d39c9ba4eb54513b26356aeeb0cadd9.jpg)
Las personas honestas creen en la verdad y confían en que esta siempre prevalece, en que un investigador en un interrogatorio les creerá. Incluso olvidan dar detalles importantes porque piensan que son irrelevantes para su argumento si la verdad es obvia. Sin embargo, el primer talón de Aquiles de un mentiroso es que está muy preocupado por su credibilidad, y por poder aparentar que su historia es la verdadera.
Los mentirosos mantienen sus argumentos sencillos
Un mentiroso intenta mantener sus historias sencillas, porque son más fáciles de recordar. Tienen miedo de que lo que están diciendo pueda despertar las dudas de un investigador y que este intente verificar los hechos. También se preocupan por la posibilidad de no poder repetir todo lo que dijeron la primera vez, esto requiere pensar mucho y recordarlo todo.
Es más sencillo detectar una mentira escuchando hablar a alguien que observándole
Un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, mostró cómo las “claves verbales son más reveladoras que las no verbales” y que “las personas son mejores detectando mentiras cuando escuchan a alguien hablar que cuando observan su comportamiento”.
Además, existen diferentes estrategias que emplean los investigadores policiales que ayudan a desenmascarar a los mentirosos. El uso estratégico de las evidencias consiste en emplear pruebas firmes para acorralar a un mentiroso y que él mismo destape su mentira. Un mentiroso evitará dar más información, negará los hechos y esquivará preguntas. Por el contrario, si la persona es honesta y no tiene nada que ocultar, se mostrará colaboradora y abierta.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F43d%2F370%2F284%2F43d370284cd24ca705a9b04da62e90fd.jpg)
Otra técnica que emplean los investigadores es la de verificación de la información. Consiste en preguntar a un sospechoso si puede aportar pruebas para afianzar su argumento. Una persona honesta hará todo lo posible por colaborar, mientras que un mentiroso no tendrá argumentos para facilitar la investigación. Escuchar lo que las personas tienen que decir es muy revelador y, aunque no es tan sofisticado como un polígrafo, es crucial para conocer lo que la otra persona piensa o inventa.
Se dice que se puede descubrir a un mentiroso, por muy habilidoso que sea, gracias a su lenguaje corporal. Le sudan las manos, se le acelera el pulso, se le enrojecen las mejillas o la nariz o mira hacia otro lado evitando el contacto visual. Nada que no hayamos visto en cientos de capítulos de CSI. Sin embargo, esto no siempre funciona. Una persona que dice la verdad puede ponerse nerviosa por otros motivos y tener los mismos síntomas no verbales que un mentiroso conforme comparte su mentira.