Le dejan 70 dólares de propina y arde en cólera: "Hay que prohibir a los europeos que vengan"

Madison Tayt es una camarera de un restaurante de Nueva York que, sin quererlo, se ha hecho viral. Tanto, que ha tenido que cerrar su cuenta de Twitter después de que una fotografía suya desatara un sinfín de reacciones. Y todo, por quejarse de que unos turistas españoles habían dejado una propina de sólo 70 euros, cuando ella esperaba que fuera muy superior.

La trabajadora subía la fotografía de una cuenta por valor de 695 dólares a la que los clientes habían añadido una propina de 70 dólares, poco más del 10% de la factura. Sin embargo, en Estados Unidos las propinas suelen rondar el 20%, por lo que decidió subir a su perfil de Twitter la imagen de la cuenta, acompañada, eso sí, de un comentario poco afortunado.

Tayt escribió que "algunas veces odio a los europeos. Tenemos que prohibir que los europeos viajen aquí hasta que aprendan cómo tienen que comportarse". Y añade que su propio jefe se enfadó cuando vio la cantidad que los turistas habían dejado y fue a hablar con los clientes: "Les preguntó por la calidad del servicio y me pusieron por las nubes, así que les explicó que la propina habitual es del 20%, pero ellos dijeron 'OK'… y se marcharon".

Un problema de fondo

El mensaje de Madison provocó una oleada de comentarios, a favor y en contra de las quejas de la camarera. Algunos criticaban a la joven por pedir demasiado dinero como propina, mientras otros usuarios le deban la razón al señalar que la costumbre en Estados Unidos es que las propinas sean muy superiores.

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Sin embargo, la discusión destapa un problema de fondo que es los bajos sueldos que cobran los camareros y el personal de servicio de los restaurantes en Estados Unidos. Eso les lleva a depender en exceso de las propinas que reciben, pero mientras los norteamericanos están acostumbrados a ese sistema y dejan generosas propinas en cada comida, para los europeos es algo muy diferente.

En España lo normal es dejar una propina cuando se está satisfecho por el servicio recibido, pero ni mucho menos es "casi obligatorio" como sucede con los estadounidenses. Por eso, muchas personas se posicionaron del lado de los turistas españoles y arremetieron contra la camarera, que decidió dar de baja su cuenta de Twitter después de haberse ganado una popularidad que no quería.